UN SEÑOR

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Vamos a abrir nuestras biblias en el libro de Efesios en el capítulo 4, versículo 5, dice: Un señor, una fe, un bautismo.

Los versículos que están antes de este versículo nos hablan de la forma en la que nos debemos de comportar los creyentes. Nadie puede decir que es creyente y comportarse de una manera diferente al resto de los hermanos. Digo esto porque en el mundo se nos enseña que debemos de ser originales y que cada uno debe de andar con su propio estilo. Pero en la iglesia no funciona de la misma manera, todos debemos de andar de la forma digna en la que fuimos llamados, ya que tenemos un llamado de parte del Señor y por eso debemos de andar con humildad, con mansedumbre, soportándonos con paciencia los unos a los otros, solícitos en guardar la unidad del espíritu en el vínculo de la paz, porque somos un solo cuerpo y por eso en efesios 4:5 dice; que todos tenemos un señor una fe y un bautismo.

Y de ese Señor es el que vamos a hablar el día de hoy, porque es importante que todos estemos seguros de que estamos sirviendo al mismo Dios. Ya que, como decía Pablo en la primera carta de Corintios en el Capítulo 8, versículos 5 y 6: Pues, aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.

En esta parte, cuando dice: un Señor, se está refiriendo a Jesucristo. Todos sabemos que Dios también es el Señor, pero en este contexto es necesario que entendamos que está hablando de Cristo, ya que, en este versículo, Dios es presentado como el Padre. El mundo siempre ha tenido muchos dioses y señores, de hecho, el Antiguo Testamento se nos muestra, como el pueblo de Israel cayó en la tentación de tener y servir a muchos dioses, señores o ídolos. (Recuerde que un ídolo puede ser un dios para usted)

Por eso hoy le hago a usted estas preguntas: ¿Usted tiene un sólo señor? o ¿Tiene varios señores? y si tiene a un sólo señor, ¿Está seguro de que es el verdadero Señor? Porque Cristo nos dice en su palabra, que no se puede servir a dos señores, por ejemplo: No se puede servir a Dios y a las riquezas, es decir que a las riquezas se le compara con un dios, porque la raíz de todos los males es el amor al dinero que lo puede controlar a usted como cualquier otro señor.

De hecho la biblia nos muestra que hay muchos señores y por eso la mayoría de las personas, no vienen a los pies de Cristo porque no quieren renunciar a eso señores. Por ejemplo, cuando Pablo llegó a Atenas, dice la biblia que su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría, (Porque tenían un montón de dioses). Y entre tantos dioses qué tenían, también tenían un altar al verdadero Dios al cual llamaban AL DIOS NO CONOCIDO. Es decir que ellos adoraban a todo tipo de dioses y eran unas personas tan idólatras y tan religiosas qué Pablo les dijo: Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio. Así que no se extrañe cuando alguien le diga que adora a Dios, porque pueda que se trate de cualquier otro dios. De hecho, cuando las personas me dicen que creen en Dios. Yo les pregunto: ¿En cuál dios cree usted? Algunos se ofenden cuando les digo eso, pero es que el hecho de que alguien mencione a Dios no necesariamente significa que estamos hablando del mismo Dios. Si alguien dice que siempre le ora o reza a Dios, no significa que le están orando al mismo Dios de la biblia. Insisto, sé que las personas se van a molestar con este tema y no es porque un creyente sea superior a un incrédulo, de hecho, lo más vil del mundo escogió Dios. Pero estas personas están tan perdidas y engañadas, se creen sabios en su propia opinión y creen que su dios los va a salvar.

Recuerdo que en una ocasión,  intenté predicarle el evangelio a una persona y me dijo: No se preocupe, Dios y yo tenemos un trato. Entonces le dije yo, ¿Cómo es eso posible?  Si lo veo que usted está bebiendo, fumando y anda con varias mujeres. Y el me respondió: Sí, es cierto lo que usted dice, pero Dios y yo, ya hablamos y tenemos un trato. En ese momento entendí que no lo podría hacer salir de su pensamiento, porque él, tenía un dios falso en su mente a quien servía y creía que le libraría de todo mal.

Así que el mundo podrá tener sus propios dioses, pero para nosotros los creyentes, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de Él.

Entonces, no todo el que mencione a Dios, está hablando del verdadero Dios, ya que, satanás ha sido bien astuto y se ha metido en la iglesia y manda a que las personas canten, bailen, den vueltas, griten y se tiren al suelo en las congregaciones (Aunque la Biblia no enseña nada de eso) pero ese es otro tema, pero ese en sí, no es el problema, si no, que esas personas luego no quieren tener comunión con los hermanos, no quieren perdonar a su prójimo, no quieren andar en los caminos del Señor, entonces quizás no estamos hablando del mismo Señor. Hay personas que dicen que ellos pueden pecar todo lo que quieran, porque ya Cristo pagó por todos sus pecados pasados presentes y futuros. Si bien, eso es cierto no podemos usar la gracia para pecar con intención. Por eso el Señor nos advertía que, en aquel día, muchos le dirán que en su nombre profetizaron, echaron fuera demonios o hicieron muchos milagros, pero el Señor les responderá, que nunca los conoció porque eran hacedores de maldad, es decir que muchas personas que dicen ser cristianas pasarán su eternidad en el infierno, porque servían a un falso señor.

Por eso debemos de tener cuidado ya que, aun leyendo las escrituras, podemos ser engañados y crear nuestro propio “dios”. Una cosa es conocer la palabra de Dios y otra cosa es conocer a Dios. Hay personas que se conocen la biblia de principio a fin, pero que en su diario vivir son como los fariseos en donde la palabra del Señor solo es un conocimiento teórico que manejan en su mente, pero realmente esa palabra no mora en su corazón, como les decía Cristo en el evangelio de Juan, en el capítulo 5: versículos 37 y 38: También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto, ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envió, vosotros no creéis.

Y esto se ve claro en que la mayoría de las religiones se saben la biblia, desde génesis hasta apocalipsis y lo mismo pasaba con los religiosos de Israel que sabían la ley de memoria, pero aun así el Señor, les decía que la palabra de Él no moraba en su corazón, porque solamente la tenían morando en su cerebro y eso es algo muy peligroso porque es con el corazón con el que se cree para justicia y ellos no creían en Cristo aún y cuando lo tenían físicamente cerca de ellos. De la misma forma sucede el día de hoy, muchas personas con su mente creen servir al verdadero Señor, pero ese señor no es más que cualquier otro señor que se ha inventado su mente por medio de lo que han leído en la biblia. Es solamente teoría sin misericordia, ni amor, ni justicia y por eso el Señor les decía que ellos escudriñaban las escrituras porque a ellos les parecía que en la escritura tenían la vida eterna, pero la escritura daba testimonio de Cristo. Esto significa que estas personas no querían llegar al Señor; Ellos solo querían fabricarse su propio señor por medio de las escrituras.

Y Esto no significa que nosotros no debemos de leer la biblia, ¡Claro que sí!, de hecho, no solamente debemos de leerla, sino que debemos de escudriñarla para que nadie nos engañe, pero recuerde que las personas que sale reflejadas en el Nuevo Testamento, eran verdaderos creyentes y ellos no andaban con una biblia en su mano, ¿Por qué? porque ellos tenían la presencia del Espíritu Santo morando en sus corazones. Así que la escritura no es para que la guardemos en nuestra cabeza. como una biblioteca espiritual, si no, para que la pongamos por obra y que sea Dios por medio de las escrituras que nos enseñe, que nos redarguya, que nos corrija y que nos instruya en justicia, para que estemos preparados para toda buena obra en el Señor.

Y hablando nuevamente de ese Señor al cual servimos, hay muchas personas que se comportan de la misma forma que hizo Jacob, cuando huía de su hermano Esaú en el libro de génesis en el capítulo 28, del versículo 20 en adelante que dice: E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios.

Así dicen muchos el día de hoy: Si Dios me da un vehículo, entonces iré a la congregación. Si Dios me da dinero entonces, le voy a servir. Si Dios me bendice en mi negocio, entonces yo le ofrendaré. Si Dios me da salud, entonces le daré las gracias. En resumen, todo eso significa que su Dios es su propio vientre, porque sólo piensan en las cosas que les convienen y siempre esperan que todo les salga bien en esta vida. Pero la vida del creyente, no se trata de tener una vida tranquila y sin problemas, sino que el Señor nos cuidará y protegerá en medio de cualquier situación, sea buena o sea mala.

Y por esa razón es que la mayoría de las personas no conocen a Dios, ni las buenas nuevas que Él nos ha dado, como lo podemos leer en el evangelio de Lucas, en el capítulo 2, versículos del 8 al 11 que dice así: Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.

El día de hoy las personas ven las noticias en la televisión o en las redes sociales y casi todas son malas noticias, porque son noticias de muertes, guerras, asaltos, crímenes, corrupción y un sinfín de maldades que hemos hecho los humanos sin Dios. Pero si usted quiere leer buenas noticias le invito a que lean las escrituras para que se encuentre con versículos como este que acabamos de leer en Lucas 2, en donde vemos la mejor noticia que ha recibido la humanidad. Antes de esa noticia, nosotros no teníamos ninguna esperanza para llegar a la presencia de Dios, pero la biblia nos dice que por medio de Cristo hemos alcanzado salvación y vida eterna, ya que, no hay nada que el ser humano pueda hacer para alcanzar la vida eterna, porque somos pecadores, pero por la gracia del Señor, hemos sido salvos por medio de Cristo y esa sí es una buena noticia para todo aquel que en Él cree. Es cierto la mayoría de las personas al leer este pasaje de la biblia, lo van a recibir con muy buen gozo y dirán: amén lo recibo a Cristo como mi Salvador. De hecho, la mayoría de las religiones reciben a Cristo como su salvador “al menos de la boca para afuera”, pero el problema es que la biblia, no solamente dice que usted debe de recibir a Cristo como su Salvador, sino que el mismo versículo dice que Cristo es nuestro Salvador y Señor. Todo el mundo quiere la gracia, todo el mundo quiere el perdón, todo el mundo quiere la salvación, pero casi nadie quiere someterse a Cristo, casi nadie quiere que Él gobierne su vida, casi nadie quiere que Cristo sea el Señor de su vida. Así que, si Cristo es su Señor, eso significa que de ahora en adelante usted ya no hará su voluntad sino la voluntad del Padre, la voluntad de Cristo y lo que Él dice en su palabra.

Y hablando de su palabra, si usted lee en las escrituras, verá que cuando se habla de Cristo como Salvador, casi siempre esa palabra está ligada o se complementa con la palabra Señor. Para mostrar esto que digo, leeremos algunos pasajes del nuevo testamento, como por ejemplo la segunda carta de Pedro en el capítulo 2, versículo 20 que dice:  Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero.

También en la segunda carta de Pedro, capitulo 1, versículo 11 dice: Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

2 Pedro, capitulo 3, versículo 2 dice: para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador dado por vuestros apóstoles;

2 Pedro, capitulo 3, versículo 18 dice así: Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.

1 Tesalonicenses, capitulo 5, versículo 9 leemos: Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.

La biblia es muy clara y si usted es una de las personas que lee a diario la escrituras, le invito a que revise cuántas veces aparece Cristo descrito como nuestro Salvador. Verá que aparece alrededor de 30 veces de las cuales casi 15 de ellas, está acompañada de la palabra Señor. Mientras que, si usted busca en la escritura cuantas veces aparece Cristo como el Señor, va a descubrir qué aparece más de 100 veces. Lógicamente a las personas les gusta más la oferta de aceptar a Cristo solamente como su salvador, pero pocos son los que lo aceptan como su Señor, pero recuerde que como leímos en primera de Tesalonicenses, los verdaderos creyentes hemos alcanzado la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Y para que usted mire como los verdaderos creyentes, si reconocían a Cristo como su Señor, le invito a que vayamos a la primera carta de Corintios en el capítulo 1 de los versículos del 1 al 10, que dice así: Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes, a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.

Por eso es importante que entendamos que Cristo, si bien es nuestro Salvador, pero también es nuestro Señor y esto no sólo se trata de decirle Señor a Cristo, como cuando uno dice: El señor René, el señor José, ¡claro que no!, les recuerdo que la Biblia no fue escrita en nuestro idioma, así que, cuando dice que Jesucristo es el Señor, no está hablando de un padre de familia o de una persona mayor de edad a la cual se debe respeto, ¡Claro que no! Cristo es el Señor porque Él es el que gobierna. Él manda y nosotros le obedecemos. Llamarle Señor a Cristo se trata de reconocer la autoridad, el poder, el mando, el dominio, el imperio, la potestad, la supremacía, la omnipotencia, de Cristo en nuestro cuerpo, mente, alma y espíritu. Como ya les había mencionado anteriormente, Cristo es mencionado como Señor más de 100 veces en el nuevo testamento y es imposible que lo podamos leer todos, pero como referencia si usted de las personas que le gusta escudriñar, le voy a dictar algunos versículos de la Biblia, donde puede encontrar a Cristo descrito como nuestro Señor, como por ejemplo lo puede encontrar en: Hechos 20:21, Romanos 1:3, Romanos 1:7, Romanos 4:24, Romanos 5:1, Romanos 5:11, Romanos 5:21, Romanos 6:11, Romanos 6:23, Romanos 7:25, Romanos 8:39, Romanos 15:6, Romanos 15:30, Romanos 16:18-24, 1 Corintios 5:4, 1 Corintios 9:1, 1 Corintios 15:57, 2 Corintios 1:2-3, 2 Corintios 8:9, 2 Corintios 11:31, Gálatas 1:3, Gálatas 6:14 y 18, Efesios 1:3, Efesios 1:17, Efesios 3:11 y 14, Efesios 5:20, Efesios 6:24, Filipenses 4:23, Colosenses 1:3, 1 Tesalonicenses 1:3, 1 Tesalonicenses 2:19, 1 Tesalonicenses 3:11 y 13, 1 Tesalonicenses 5:23 y 28, 2 Tesalonicenses 1:12, 2 Tesalonicenses 2:1, 14,  2 Tesalonicenses 3:6, 12 y 18, 1 Timoteo 1:12, 1 Timoteo 6:3 y 14, 2 Timoteo 1:2, Filemón 1:25, Hebreos 13:20, Santiago 2:1, 1 Pedro 1:3, 2 Pedro 1:2, 8 y 14, Judas 1:4, 17 y 21 y por ultimo Apocalipsis 22:20-21

Estos versículos que acabo de citar solo son algunos ejemplos, porque si los vemos cada uno por detalle no podríamos terminar nunca. Pero sí quería hacer énfasis para que usted sepa, que Cristo no solamente es nuestro Salvador, sino que también es nuestro Señor, como también lo podemos leer en el libro de los hechos en el capítulo dos versículos del 36 al 38: Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿Qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. En esta ocasión, Pedro estaba dando su primer discurso después de que los discípulos habían recibido el espíritu Santo (la escritura dice que más de 3000 personas se convirtieron al Señor ese día) pero antes de esa conversión, Pedro les dijo a los israelitas que al Jesús que ellos habían rechazado, Dios le había hecho Señor y Cristo. Entonces ellos se compungieron porque reconocieron que habían vituperado a aquella persona, que después se convertiría en el Señor de toda la tierra.

Así que solamente cuando usted logra entender que Cristo es el Señor, usted podrá recapacitar en aquel versículo que leímos en Corintios, donde se nos decía que en el mundo habían muchos señores y es porque las personas que viven sin Cristo tienen otros señores a los cuales le obedecen. Estos señores gobiernan su vida, sus acciones, sus cuerpos, sus pensamientos. Lógicamente detrás de todos esos señores, gobierna satanás. Pero ese gobierno de satanás tiene un límite y una fecha de expiración como lo podemos leer en el libro de Filipenses en el capítulo 2 versículos del 9 al 11 que dice: Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

En aquel día las personas no van a confesar que Cristo es su Salvador, sino que Cristo es el Señor, el verdadero Rey que hará que todo el mundo doble sus rodillas tanto los que están en los cielos, como en la tierra y debajo de la tierra. Los creyentes haremos esa confesión con alegría y de buena gana, pero hay muchas personas que no lo van a querer hacer ya que toda su vida se han rehusado a creer que Cristo es su Señor y Salvador y se van a rehusar a tal punto que la misma escritura nos indica, que estas personas se van a preparar junto con satanás para pelear contra Cristo como dice  Apocalipsis 17:13-14 Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia. Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.

Esa es la confianza que tenemos todos los creyentes, que Cristo los vencerá, porque es el Señor de señores y Rey de reyes. Cuando la biblia dice que con él están los elegidos y fieles, se refiere a aquellas personas que han decidido someterse al gobierno de Cristo. es muy diferente cuando las personas creen que es Cristo el que se tiene que someter a sus deseos, placeres u órdenes. ¡no!, no se engañe. Él es el Señor y nosotros somos sus siervos. Claro que nosotros podemos tener muchos planes, pero debemos dejar que sea él el que decida. Claro que nosotros tenemos nuestra propia opinión, pero debemos dejar que sea la biblia la primera y la última opinión en todo lo que hacemos. Todos tenemos libertad en Cristo, pero no la debemos de usar como libertinaje, sino que dejar que sean sus mandamientos nos guíen en esta vida. Hay muchas personas que andan obsesionados por querer cumplir los 10 mandamientos del pueblo de Israel, pero le recuerdo que en el nuevo testamento, también hay muchos mandamientos para la Iglesia, los cuales son necesarios que obedezcamos, no para ser salvos, si no para andar en amor y obediencia a nuestro Señor.

Los mandamientos no son opcionales, todos los creyentes los debemos de poner por obra. Por eso es que, las personas prefieren mejor aceptar a Cristo solamente como su Salvador ya que, eso no implica ningún compromiso de su parte. Pero si usted dice ser creyente tiene que aceptar a Cristo como su Señor. Por ejemplo, el Señor nos manda a que nos amemos unos a otros como hermanos. Eso no es opcional para la iglesia, ya que, aquel que no ama a su hermano es un mentiroso y la verdad de Dios no está en él. De hecho, los mandamientos del Señor no son gravosos. En ningún momento el Señor nos está pidiendo que tiremos a nuestro hijo del tercer piso de la casa o que vayamos a matar a alguien, ¡no!, para nada. Los mandamientos del Señor son buenos para nuestra alma, para nuestro cuerpo, para nuestra mente y para nuestro espíritu. El Señor no nos va a pedir que golpeemos nuestro cuerpo hasta herirlo, para que él esté contento con nosotros, ¡no para nada! Dios es amor y quiere que nosotros andemos en su amor y es por eso que todo creyente debe de recibir a Cristo como su Señor. Cuando usted recibe a Cristo como su Señor, usted puede entender el propósito de su vida, como decía Pablo en el libro de Romanos en el capítulo 14: versículos 8 y 9: Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.

La mayoría de las personas no saben para qué o para quién viven. Andan como esos hámster dando vueltas sin saber para dónde van, ya que no quieren vivir para Cristo porque aman vivir para ellos mismos. Muchos viven para ganar dinero, fama, bienes materiales y a eso le llaman vida abundante, pero la realidad es que son personas necias que no entienden que la vida en abundancia solamente está en Cristo y no depende de lo que usted tiene o acumula, porque como decía Pablo los creyentes vivimos y morimos para el Señor sin importar lo que pase en esta vida. Seguramente en alguna parte de nuestra vida, vamos a sufrir y no esto no significa que no nos va a importar o que no nos va a doler, pero tenemos la mirada puesta en el galardón que el Señor nos dará porque él es Señor tanto de los vivos como de los muertos. No importa el lugar en donde muramos de ahí nos levantará el Señor.

Ahora bien, yo sé que hay muchas personas que no tienen problema en reconocer a Cristo como su Señor y dicen: Cristo es mi Salvador y mi Señor, yo no tengo otros señores, y eso está muy bien, pero es importante que entendamos que Cristo no sólo es el Señor de palabra, si no de obra y de acción y por eso dice en el evangelio de Lucas en el capítulo 6 del versículo 46 en adelante: ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? El señor nos dice esto porque hay muchas personas que de verdad lo reconocen como su señor, pero solo de boca para afuera, pero no hacen lo que dice el Señor, o sea no obedecen sus mandamientos. Así que, sólo es pura religión la que hay en su cerebro. Cristo simplemente es como alguien de la tercera edad a la cual respetan y le llaman señor, pero no es el rey de reyes en su vida. Por eso es que todo el mundo prefiere llamarle simplemente Dios, para que no haya confusiones ni compromisos. De hecho, los mandamientos del Señor no tienen que ser realizarse por sentimientos o emociones, si no por obediencia como nos enseñó el Señor en aquella parábola de un hombre que tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue. Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue.  ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Porque, aunque el segundo le llamó “señor” y dijo emocionalmente que sí iría, al final no fue, fue el primero quien realmente obedeció.

Por eso el señor decía desde el versículo 47, siempre en el evangelio de Lucas en el capítulo 6: Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante. Semejante es al hombre que, al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa.

Y es por eso que estos versículos nos dan una mayor claridad de lo que venimos hablando. Todo aquel que viene al Señor y oye sus palabras y las hace es un verdadero creyente. Mientras que aquel que la oye y no la hace es un religioso, un necio y un incrédulo más en el mundo. Y si usted se fija bien, en ambos casos vinieron inundaciones porque siempre van a haber tribulaciones, conflictos y luchas, tanto para los creyentes o para los inconversos, ya que, el sol sale para todos. Muchas personas creen que, al venir a los pies de Cristo, se irán las enfermedades, los problemas económicos, los problemas familiares, las luchas. pero no. No se engañe, que no lo engañe satanás. La vida del creyente no es color de rosa, por eso es que muchos cuando se ven en estas situaciones se regresan al mundo, porque fueron engañados o ellos creyeron que todo iba a ser fácil en el Señor. Y esto que la mayoría de las personas no se dan cuenta, que en estos tiempos es algo fácil, relativamente, ser creyente, si lo comparamos con aquella época y en la que vivieron los primeros creyentes o si lo comparamos hoy en día, con aquellos creyentes que viven en algunos países en donde no se puede confesar libremente al Señor. Así que tenemos que estar seguros de que Cristo es nuestro verdadero Señor, no de boca para afuera, no solamente las horas que nos congregamos, sino que en todo tiempo y en todo lugar, realmente debemos de mostrar al mundo que Cristo es nuestro Señor, que todo lo que hacemos es por obediencia a sus mandamientos. Muchas personas pueden decir gracias a Dios cada vez que toman sus alimentos, pero el resto del día no son personas agradecidas con el Señor. Entonces solo es vana palabrería o religiosidad que reina en su corazón, muchas veces para que otros los escuchen.

Pero las personas de verdad necesitamos rendirnos ante el Señor. Debemos dejar que sea el Señor que nos domine y gobierne. ¡Ese es el verdadero evangelio! Cuando las personas logran entender que Cristo es el Señor de señores su vida cambiará como lo podemos ver de aquella persona que se relata en el libro de Hechos en el capítulo 16 versículos del 30 al 32 que dice: y sacándolos, les dijo: Señores, ¿Qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.

Antes de esos versículos. Pablo y Silas estaban dentro de una cárcel y mientras cantaban y alababan al Señor, las puertas de la cárcel se abrieron y el carcelero se iba a matar, pero Pablo le dijo que no hiciera eso, que todos seguían en la cárcel. Entonces, él les dijo que debo hacer para ser salvo señores (Les llamó señores, porque ya no eran unos jóvenes) ellos le respondieron: Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa y le hablaron la palabra del Señor. Cristo debe de ser el Señor de nuestras vidas, y eso sucede solo cuando morimos a nosotros mismos y ya no obedecemos a satanás y nuestros deseos de la carne, si no a Cristo que es nuestro nuevo Señor. Si antes obedecíamos a satanás, él nos decía que anduviéramos en fornicación, adulterio, pleitos, enemistades u otras cosas. Ahora Cristo nos manda a que andemos en amor, paciencia, mansedumbre y paz.

De hecho el Señor nos advirtió que no todas las personas iban a obedecer al evangelio, como lo podemos leer en la segunda carta de Corintios en el capítulo 4, versículos del 3 al 5: Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús.

Como satanás es el señor del mundo, él con su venda cegó a sus siervos, para que no les resplandezca la luz del evangelio. él les dice a sus esclavos: Que la salvación en Cristo es mentira, que Cristo no es el Señor, que él señor es satanás, que él es el que tiene todo el poder, las riquezas y la gloria en este mundo, Pero la biblia dice todo lo contrario. La biblia dice que esas riquezas, gloria y vanidad que ofrece satanás son infructuosas y pecaminosa, pero cuando usted se somete a Cristo cómo su siervo, va a conocer lo que es la verdadera vida en abundancia, porque va a tener él verdadero gozo. Usted va a perder el miedo a la muerte, porque ya no vivirá para si mismo, si no para el Señor. Las personas quieren aparentar que son importantes o que están felices o que lo tienen todo, pero todo creyente sabe que eso es falso, porque todos venimos de ese mundo de oscuridad y apariencia, de ese mundo vacío y hueco que sólo nos deja remordimiento, enojo, frustración, ira, venganza y muerte.

Los creyentes estamos llamados a obedecer a nuestro nuevo Señor, todo lo debemos de hacer para Él, como nos enseña, Colosenses, capitulo 3 en los versículos 23 y 24 que dice así: Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Cuando usted conoce a un verdadero creyente se va a dar cuenta que él tiene un Señor diferente al que tiene el mundo. El creyente verdadero le sirve a su Señor. él va a obedecer otras reglas diferentes a las que enseña cualquier religión, aunque a muchos les va a parecer locura, porque no son las reglas del príncipe de este mundo. De hecho hay personas en este mundo que son muy exitosas porque sirven a satanás y muchos de ellos dicen llamarse cristianos, pero han vendido su alma al diablo, porque están en perdición, pero el verdadero creyente va a hablar siempre con la verdad, aunque duela o salga perdiendo, aunque tenga bienes materiales o no los tenga, porque ya no trata de agradar al mundo sino a Dios. Es cierto que hay muchas cosas en esta vida que nunca entenderemos, pero debemos de confiar en nuestro Señor y no debemos de hacer las cosas para agradarnos a nosotros mismos, sino para agradar a Él. No importa dónde usted trabaje, su trabajo tiene que hacerlo para el Señor y no para los hombres. No importa al tipo de autoridades a las que usted se tiene que someter, lo tiene que hacer por obediencia al Señor. Ya es tiempo que dejemos de andar brincando como cabritas de un lado para el otro, haciendo nuestra propia voluntad. Debemos de ser ovejas que escuchan la voz de su pastor y debemos de seguir su camino. Si el Señor dice que debemos de perdonar, tenemos que hacerlo y así podemos cantar aquel himno que dice que Jesucristo es el Señor, gloria sea a él, ya me de mi vida es el Señor, de su iglesia es el Señor, del universo es el Señor. gloria sea a Él.

Para finalizar, me gustaría que leyéramos en el libro de Filipenses en el capítulo 3, versículos del 7 al 9: Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;

Pablo fue un claro ejemplo de alguien que de verdad lo perdió todo por el amor de Cristo y no solo que perdió todo, también ganó muchos azotes, cárceles, tribulaciones, angustias y sufrimientos por el amor del Señor. No necesariamente significa que usted tiene que perder todo lo material por Cristo, cada situación es diferente y el Señor es soberano en su voluntad, pero algunos que dicen llamarse cristianos, no quieren perder nada y en cambio quieren ganar al mundo en el “nombre del señor” Muchos no quieren renunciar a su vida, porque está obedeciendo a otro señor y se les olvida de que Cristo es un Señor de luz y debemos de andar en su luz. las religiones siempre van a tener sus propios señores en el cielo y sobre todo acá en la tierra, pero para nosotros los creyentes, siempre debe de existir un solo Señor y no es Pedro, no es Pablo, no es Santiago, no es Juan, ni ningún líder religioso, ni ninguna persona en el mundo, para nosotros el único Señor es Cristo y es al único que debemos obedecer porque es el único camino al Padre.

¡Vamos a orar!

UN TESORO ESCONDIDO

LA FE DE TOMÁS

A SOLAS CON MI PECADO