Al Rey adorad, Grandioso Señor, y con gratitud cantad de Su Amor, Anciano de días, nuestro Defensor, de Gloria vestido, le damos loor.
Decid de Su Amor, Su Gracia cantad, vestido de Luz y de Majestad. Su Carro de fuego en las nubes mirad, son negras Sus Huellas en la tempestad.
Muy frágiles son los hombres aquí, más por Su Bondad, confiamos en Ti. Tu Misericordia ¡Cuán Firme! ¡Cuán Fiel! Creador, nuestro Amigo y Redentor es Él.
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