Cuando leo en la Biblia, como llama Jesús, y bendice a los niños con Amor, yo también quisiera estar y con ellos descansar, en los Brazos del Tierno Salvador.
Ver quisiera, Sus Manos sobre mi reposar, cariñosos abrazos de Él sentir, Sus Miradas disfrutar, las Palabras escuchar: A los niños dejad a mí venir.
Más aún a Su Estrado en oración puedo ir, y también de Su Amor participar, pues si pongo en Él mi fe, le veré y le escucharé, en el Reino que Él fue a preparar.
Todos los Redimidos y Salvados por Él, al Cordero, celebran inmortal, cantan voces mil y mil, en el coro infantil, pues es de ellos el Reino Celestial.
Muchos hay que no saben de esa bella Mansión y no quieren a Cristo recibir, les quisiera yo mostrar, que para ellos hay lugar, en el cielo do los convida a ir. Yo ansío aquel tiempo venturoso, sin fin, el más grande, el más lúcido, el mejor, cuando de cualquier nación, niños mil, sin distinción, a los Brazos acuden del Señor.