EL DOBLE ANIMO
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Vamos a abrir nuestras biblias en el Libro de Santiago, en el capítulo 1, versículo 8: El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.
Quizás no todos, pero la mayoría de las personas que han estado en alguna congregación, se sienten personas de doble ánimo, ya sea en su trabajo, con su familia, en su matrimonio, con sus amistades e inclusive hasta en el lugar en donde se congregan. Muchos se sienten con el deseo de buscar a Dios en algunos momentos, pero rápidamente se les quita esa emoción. en un momento sienten que aman a su prójimo y en otro momento no toleran ni a sus seres queridos y ese doble ánimo, no les permite llegar a los pies de Cristo. Así que vamos a leer nuevamente este pasaje de la biblia, pero lo vamos a leer desde el versículo 5 en adelante, para verlo dentro de su contexto, dice así: Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.
Yo sé que muchos de ustedes le han pedido al Señor, una y otra vez, por muchas cosas, pero no solo se trata de pedir, ya que la Biblia dice que cuando uno pide debe de ser conforme a la voluntad del Señor y teniendo fe en Dios acerca de lo que uno está pidiendo. Como por ejemplo. Algunos de ustedes están escuchando este mensaje y les gustaría que su vida tuviera un cambio real y radical, pero en el fondo de su corazón quizás están sin esperanza de que el Señor los pueda cambiar y dicen: Creo que ya ni el Señor puede hacer algo en mi vida. Pero déjeme recordarle que, si usted viene a los pies de Cristo pensando que Él no le puede cambiar, el problema no es Cristo, porque Cristo ha cambiado los corazones de las personas sin importar su pasado o cuantos pecados hayan cometido en su vida. Entonces dice acá en Santiago que, si alguien tiene falta de sabiduría, pídala a Dios con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. Si Usted ha estado alguna vez en el mar, sabrá cómo las olas van y vienen, van y vienen. A veces las olas son grandes y a veces son pequeñas, pero siempre van y vienen, van y vienen, es decir, no son constantes en el mismo lugar, ya que son arrastradas por el viento y echadas de una parte a otra. Las olas se mueven hacia donde el viento las lleva, son los factores externos los que determinan su movimiento y eso precisamente es lo que sucede con las personas que son de doble ánimo, que dependen cien por ciento de las situaciones externas, en un mismo día pueden sentir: Ira, alegría, tristeza, sorpresa, miedo, esperanza, disgusto, remordimiento, amor, decepción, optimismo, calma, celos, enojo, compasión, confusión, culpa, ansiedad y otro sin fin de emociones.
Pero si usted dice ser un creyente, debe de saber que eso no es correcto y por eso si tenemos carencia de algo, debemos de pedir al Señor con fe, recordando lo que dice Hebreos 11 versículo 6: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
Debemos de buscar al Señor con fe y no con nuestras emociones. Todos los seres humanos tenemos emociones, el problema en sí no son las emociones, el problema es cuando no podemos controlarlas o peor aún, cuando las emociones son las que nos controlan a nosotros, tal como sucedió con el pueblo de Israel desde el día en que salieron de la tierra de Egipto. un día alababan al Señor y al siguiente día se querían regresarse al país de donde el Señor los había sacado de su esclavitud. Un día cantaban de gozo y al siguiente día querían apedrear al Profeta Moisés. Y hablando de profetas, uno de ellos llamado Elías, les dijo una verdad a las personas del pueblo de Israel que, hasta el día de hoy, se le puede decir lo mismo a los que dicen llamarse cristianos y eso lo leemos en el libro de primera de Reyes, capítulo 18, versículos 20 y 21 que dice: Entonces Acab convocó a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo. Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.
Israel anduvo entre dos pensamientos, es decir que anduvo en un doble ánimo. Y hoy le pregunto a usted. ¿Hasta cuándo va a seguir actuando de la misma forma? Un ratito en el mundo y un ratito con Dios, un ratito en las fiestas y en el desenfreno y un ratito en la congregación. No cree usted, que ya es tiempo que, Si Jehová es su Dios, pues debe de seguirle a Él sin condiciones ni emociones que lo controlen. No debemos de ser necios y hacer lo mismo que ha hecho el pueblo de Israel. Ese pueblo que son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas. Pero ellos no creyeron y vacilaron entre dos pensamientos como lo podemos leer en el libro de los Salmos, en el capítulo 78 del versículo 9 en adelante que dice: Los hijos de Efraín, arqueros armados, volvieron las espaldas en el día de la batalla. No guardaron el pacto de Dios, ni quisieron andar en su ley; Sino que se olvidaron de sus obras, y de sus maravillas que les había mostrado. Delante de sus padres hizo maravillas en la tierra de Egipto, en el campo de Zoán. Dividió el mar y los hizo pasar; Detuvo las aguas como en un montón. Les guió de día con nube, y toda la noche con resplandor de fuego. Hendió las peñas en el desierto, y les dio a beber como de grandes abismos, pues sacó de la peña corrientes, e hizo descender aguas como ríos. Pero aún volvieron a pecar contra él, rebelándose contra el Altísimo en el desierto; Pues tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida a su gusto. Y hablaron contra Dios, diciendo: ¿Podrá poner mesa en el desierto? He aquí ha herido la peña, y brotaron aguas, y torrentes inundaron la tierra; ¿Podrá dar también pan? ¿Dispondrá carne para su pueblo? Por tanto, oyó Jehová, y se indignó; Se encendió el fuego contra Jacob, y el furor subió también contra Israel, por cuanto no habían creído a Dios, Ni habían confiado en su salvación.
Si se fija bien, aunque el pueblo de Israel había visto las maravillas de Dios, no se volvieron a Él. Ellos vieron cómo se abrió un mar, como una nube y un resplandor de fuego les guiaba, y aunque bebieron agua de la peña en pleno desierto, no creyeron a Dios ni confiaron en su salvación, porque sus ánimos iban como las olas del mar de un lado para otro. Según ellos al igual que algunos de ustedes, ¡creen que son creyentes!, pero son como Simón el mago, que dice el libro de los Hechos, que Simón creyó al evangelio que predicaba Felipe y no solo creyó, sino que también se bautizó y se congregaba con los demás para escuchar a Felipe, hasta que llegó Pedro y le descubrió que su corazón no era recto delante de Dios y que aún estaba en hiel de amargura y en prisión de maldad.
Pero continuemos leyendo el capítulo 78 del libro de los Salmos, desde el versículo 23 en adelante que dice: Sin embargo, mandó a las nubes de arriba, y abrió las puertas de los cielos, e hizo llover sobre ellos maná para que comiesen, y les dio trigo de los cielos. Pan de nobles comió el hombre; Les envió comida hasta saciarles. Movió el solano en el cielo, Y trajo con su poder el viento sur, E hizo llover sobre ellos carne como polvo, como arena del mar, aves que vuelan. Las hizo caer en medio del campamento, Alrededor de sus tiendas. Comieron, y se saciaron; Les cumplió, pues, su deseo. No habían quitado de sí su anhelo, aún estaba la comida en su boca, cuando vino sobre ellos el furor de Dios, e hizo morir a los más robustos de ellos, Y derribó a los escogidos de Israel. Con todo esto, pecaron aún, y no dieron crédito a sus maravillas. Por tanto, consumió sus días en vanidad, y sus años en tribulación. Si los hacía morir, entonces buscaban a Dios; Entonces se volvían solícitos en busca suya, y se acordaban de que Dios era su refugio, y el Dios Altísimo su redentor. Pero le lisonjeaban con su boca, y con su lengua le mentían; Pues sus corazones no eran rectos con él, ni estuvieron firmes en su pacto.
Así como lo hacia el pueblo de Israel, la mayoría de los seres humanos cree en sus pensamientos, que puede burlarse de Dios y que Dios no se dará cuenta, de que solo cuando tienen una necesidad que está fuera de sus manos o recursos económicos, se acercan a Él. Pero ya cuando están saciados, con trabajo, con dinero, con salud, le dan la espalda a Dios, hasta que vuelven a tener una necesidad, le lisonjean con su boca y con su lengua le mienten para obtener nuevamente sus beneficios y bondades, pero se les olvida que Dios no puede ser burlado y no se dan cuenta que son ellos los que viven en un doble ánimo, porque están viviendo en los deleites de su carne y luego quieren estar un poquito alimentando su espíritu. Las personas pueden escuchar prédicas como esta y de momento se emocionan, pero eso solo es algo temporal, porque minutos después ya están más preocupados por la comida, por la televisión, por los chismes, o por el trabajo, ya que su corazón no se quebranta de verdad, para abandonar de una vez por todas ese camino de tinieblas que parece derecho en su propia opinión pero que es un camino que al final los llevará a la muerte eterna.
Dios al igual que con el pueblo de Israel, ha sido misericordioso con nosotros y sigue mostrando su paciencia para que ninguno perezca por el engaño del pecado. Así que no espere a que le pasen cosas malas para buscar a Dios, no es necesario esperar a tener una necesidad para tratar de engañar a Dios haciendole creer que dependemos de él, porque independientemente de las cosas que nos pasen en esta vida, usted al igual que yo un día daremos cuenta ante nuestro Señor, ya que no seremos eternos en esta tierra en donde actualmente vivimos y aunque usted piense que no necesita a Dios, el día que muera un familiar suyo, estoy seguro de que va a considerar cuál frágil y pasajera es, nuestra vida, porque mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón, como dice Eclesiastés 7, versículo 2.
Aunque en nuestro interior vivan un sinfín de emociones y ánimos, no debemos dejar que nos dominen. El doble ánimo es algo muy común en el mundo, como sucedió con un personaje que narra la biblia en el evangelio de Marcos, y que se caracterizaba por su bipolaridad y que daba rienda suelta a sus emociones, incluso para tomar grandes decisiones, como lo narra el capítulo 6 de Marcos, del versículo 16 en adelante que dice: Al oír esto Herodes, dijo: Este es Juan, el que yo decapité, que ha resucitado de los muertos. Porque el mismo Herodes había enviado y prendido a Juan, y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano; pues la había tomado por mujer. Porque Juan decía a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano. Pero Herodías le acechaba, y deseaba matarle, y no podía; porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era varón justo y santo, y le guardaba a salvo; y oyéndole, se quedaba muy perplejo, pero le escuchaba de buena gana. Pero venido un día oportuno, en que Herodes, en la fiesta de su cumpleaños, daba una cena a sus príncipes y tribunos y a los principales de Galilea, entrando la hija de Herodías, danzó, y agradó a Herodes y a los que estaban con él a la mesa; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré. Y le juró: Todo lo que me pidas te daré, hasta la mitad de mi reino. Saliendo ella, dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella le dijo: La cabeza de Juan el Bautista. Entonces ella entró prontamente al rey, y pidió diciendo: Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista. Y el rey se entristeció mucho; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, no quiso desecharla. Y en seguida el rey, enviando a uno de la guardia, mandó que fuese traída la cabeza de Juan. El guarda fue, le decapitó en la cárcel, y trajo su cabeza en un plato y la dio a la muchacha, y la muchacha la dio a su madre.
Herodes sabía que Juan era un varón justo y santo, y dice la biblia que le guardaba a salvo; y le escuchaba de buena gana y se entristeció mucho cuando le pidieron la cabeza de Juan, pero al final lo mató. Así son las personas del mundo que viven sin Cristo, jurándose amor un día y al día siguiente se maldicen mientras se divorcian y por eso Santiago hacía hincapié en el doble ánimo porque es algo que se ha trasladado a la Iglesia y a los que dicen llamarse “cristianos” y lógicamente satanás ha sacado provecho de eso, sobre todo en la música sentimental que hay en nuestros tiempos, tanto la que escucha el mundo, como la que entre comillas se le llama “música cristiana” que solo apela a las emociones para que las personas se llenen de sentimientos y en un momento se sienten con un gran ánimo de servir a Dios y entregar su vida a Él, porqué mientras escuchan esa música, dicen sentir la presencia de Dios, pero cuando se presenta un problema con otra persona le dicen hasta de lo que se va a morir y ahora sienten que satanás se ha apoderado de ellos. Por eso el mismo Santiago nos decía en el mismo libro; el motivo o la razón, de dónde viene la raíz de ese doble ánimo y eso lo podemos leer en el libro de Santiago 4, versículos del 1 al 7 que dice: ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano:? El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.
Esas pasiones que combaten en nuestros miembros, son las emociones que dominan y controlan al mundo y como resultado tenemos las grandes guerras o pleitos entre los seres humanos, porque las personas se han llenado de codicia, envidia, contiendas, avaricia y malos deseos y lo más peligroso de este asunto no es que lo hagan las personas inconversas o las personas que dicen ser ateas. Lo peligroso es que esto lo están haciendo las personas religiosas o aquellas que dicen llamarse cristianas y por eso Santiago les llama ¡almas adúlteras! Porque están viviendo en los deseos del mundo y creen que es Dios que se los está facilitando. Les encanta vivir de una forma que le agrada a satanás y ellos “declaran” que es en el nombre de Jehová, o sea están viviendo de una forma adultera, estas mezclando lo Santo con lo profano, pero la biblia dice ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
No existe ninguna posibilidad de agradar a Dios, sí vivimos entre dos pensamientos. El verdadero creyente debe de tomar la decisión de escoger uno de los dos caminos: O toma el camino espacioso que lleva a la perdición, o toma el camino angosto que lleva a la vida, porque El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente. Así que hoy, es el día, que usted puede decidir someterse a Dios y resistir al diablo para que huya de su vida y acabar de una vez por todas ese vaivén de emociones que lo tienen al borde de una depresión.
Antes habíamos leído lo que decía Santiago en el capítulo 1, versículo 8: El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. Y ahora vimos acá cuál es ese motivo, pero aparte del motivo también podemos ver cómo usted puede dejar de ser una persona de doble ánimo, porque el versículo 8 del capítulo 4 dice: Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.
Usted necesita acercarse a Dios y alejarse de las cosas del mundo que no le edifican. Usted necesita cambiar de Señor, porque al señor que actualmente sirve es decir satanás, lo ha llenado de emociones y deseos mundanos, para que su interior sea como las olas del mar que son llevadas de un lado a otro y que trae como resultado un doble ánimo. Pero Cristo es nuestro Señor. Él cambia nuestras vidas, de las tinieblas a la luz, cuando creemos en Él y nos arrepentimos de nuestros pecados y como dice un himno que hemos cantado en nuestra congregación: Solo el poder de Dios puede cambiar tu ser, la prueba yo te doy, Él me ha cambiado a mí.
El lo puede cambiar a usted, si usted de verdad cree en su palabra, cree en su obra, cree en su gracia, porque la única manera de purificar su corazón para dejar de ser una persona de doble ánimo, es que usted se pueda acercar a Dios por medio de Cristo, que es el único camino para llegar al Padre, pero recuerde que no debe acercarse a Dios creyendo que puede tener un pie en el mundo y otro pie en las cosas de Dios. Usted tiene que ser un siervo fiel y obedecer solo la voz de su nuevo Señor, que seguramente lo va a disciplinar porque lo ama, pero la biblia es clara cuando nos dice en el evangelio de Mateo, capítulo 6, versículo 24: Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
No es necesario que explique cuáles son los resultados que las personas obtienen cuando sirven al dios de las riquezas, ya que el amor al dinero es la raíz de todos los males y las personas terminan teniendo un corazón con un doble ánimo porque tienen una mente llena de injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; envidia, homicidios, contiendas, engaños, murmuraciones, detracciones, soberbias, altivez, maldades, desobediencias, necedades, infidelidades y un sinfín de emociones que no les permiten nacer de nuevo.
Pero si usted de verdad quiere cambiar su vida de una vez por todas, le invito a que se rinda completamente y sin condiciones al verdadero Señor de señores, que lo va a disciplinar en amor para que no vuelva a ser una persona de doble ánimo, porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si usted soporta la disciplina, Dios lo trata como a hijo; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Y es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después dará un fruto apacible de justicia en su vida como nos lo enseña el libro de Hebreos 12, de los versículos 6 al 11.
¡Vamos a orar!
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