IGLESIAS EN CASA
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Vamos a iniciar nuestro estudio, sobre las Iglesias en casa, recordando lo que el Apóstol Pedro nos advertía hace más de dos mil años, en su primera carta, en el capítulo 2, versículos del 1 al 3, que dice: Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aún negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.
Hoy en día se ha cumplido esa escritura y vivimos en medio de una generación maligna y perversa como dice Filipenses 2, versículo 15. Si usted lo lee a detalle, podrá ver que Pablo, no solamente se refería a los que están en el mundo, sino a las personas que se han infiltrado en las congregaciones; como falsos maestros, líderes, predicadores o pastores que continúan enseñando herejías destructoras que son aceptadas por la mayoría de personas, ya que, los seducen con suaves palabras y lisonjas (Romanos 16:18) y a quienes satanás utiliza para que las personas no conozcan a nuestro Señor, que es la única verdad que los puede hacer libres de esas mentiras.
Dentro de tantas mentiras y herejías que enseñan estas personas, en sus religiones o denominaciones, podemos mencionar algunas, como ser:
- El evangelio de la prosperidad,
- La salvación por obras,
- Adoración a otros dioses,
- Mandamientos de hombres,
- Doctrinas de demonios,
- Intelectualismo sin fe,
- Ritualismos terrenales,
- Esclavitud religiosa,
- Misticismos,
- Psicología espiritual, y
- Otras que de igual forma se oponen a las sanas palabras que Cristo nos ha dejado.
Por todo esto, es que al hablar o escuchar de Iglesias en Casa, a la mayoría de las personas les suena como algo extraño, porque les han enseñado erróneamente que la “Iglesia” es la que se reúne en un templo, capilla, santuario, centro de reunión, basílica, catedral, ermita, sinagoga, mezquita u otros nombres que según la religión que profesan, les han enseñado. Esto no debería de extrañarnos, porque así lo han enseñado los falsos profetas, maestros o líderes religiosos, ya que para ellos las iglesias en casa son simplemente: “células” “grupos de crecimiento” “grupos hogareños” “reuniones caseras” que ellos también las utilizan, pero como una “técnica o estrategia de mercadeo” para atraer a nuevos adeptos o evitar que algunos se salgan o cambien de lugar de reunión o incluso que cambien hasta de religión. (No le ven nada malo en reunirse en casa, pero tampoco reconocerán que eso sea una Iglesia)
La idea principal de este estudio, es que usted conozca sobre las Iglesias en casa, pero de nada servirá si no tiene claro que es la Iglesia: LA IGLESIA ES EL CUERPO DEL MESÍAS (O SEA, CRISTO), tal como lo dice Efesios, capítulo 1, versículos 22 y 23 y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.
Y en Colosenses 1:17-18 dice: Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;
Si usted logra entender que la Iglesia es el cuerpo de Cristo, se le hará más fácil dejar de creerle a los falsos maestros, que nos han enseñado que la iglesia es una religión, o el lugar, o templo donde se reúnen.
Por tanto, La Iglesia son las personas, pero no cualquier persona que profesa ser creyente o que sigue alguna religión, sino aquellas personas que de verdad tienen el Espíritu Santo morando en su cuerpo, tal como nos lo enseñan los siguientes pasajes de la Biblia:
Romanos 12:4-5, dice: Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.
Hebreos 3:5-6, dice: Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir; pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.
1 Corintios 6:19-20 dice: ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
En segunda de Corintios 6:16, podemos leer ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo.
En la primera carta de Pedro 2:5 dice: Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
Si nuestro cuerpo es el Templo del Señor, entonces no importa el lugar físico donde nos congreguemos. Las personas que normalmente no tienen el Espíritu Santo, tienen una mente religiosa que “busca” la presencia de Dios en un templo, como sucedía en el antiguo pacto con el pueblo de Israel, tal como lo leemos en 1 Reyes 6:11-14, que dice: Y vino palabra de Jehová a Salomón, diciendo: Con relación a esta casa que tú edificas, si anduvieres en mis estatutos e hicieres mis decretos, y guardares todos mis mandamientos andando en ellos, yo cumpliré contigo mi palabra que hablé a David tu padre; y habitaré en ella en medio de los hijos de Israel, y no dejaré a mi pueblo Israel. Así, pues, Salomón labró la casa y la terminó.
Israel, sí tenía un arca del pacto y luego un templo, donde tenía la presencia de Dios, donde se tenían que congregar, todo el pueblo de Israel, pero la Iglesia, nunca ha necesitado ir a un lugar específico a buscar la presencia del Señor, porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí está el Señor en medio de ellos, dice el Señor en Mateo 18:20
Los verdaderos creyentes saben que JESUCRISTO ha levantado un templo que es su cuerpo, tal como lo dice Juan en el capítulo 2, versículos de 18 al 22: Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto? Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Más él hablaba del templo de su cuerpo. Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho.
Ese templo que el Señor levantó, era su cuerpo, o sea, su Iglesia, la cual compro con su sangre. Luego en el libro de Hechos, también se nos enseña que; cuando inició la Iglesia los apóstoles iban al único templo que había en Jerusalén (Porque ese era el lugar ideal para que se predicase el evangelio a los judíos, ya que era su costumbre reunirse ahí o en las sinagogas) pero el mandamiento del Señor fue ir más allá de ese templo, tal cual lo dice Hechos 1:8: Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
A medida que usted avanza en la lectura del libro de los Hechos, se dará cuenta de que los discípulos se congregaban en las casas, por dos motivos principales:
El primero, lo encontramos en el libro de Hechos 4:32 que dice: Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. (No se miraban una vez a la semana en un templo, para escuchar a alguien predicar, o saludar superficialmente a las demás personas que asisten al mismo lugar, No, ellos de verdad vivían y compartían todo lo que tenían, porque realmente eran hermanos)
Y el segundo motivo; era que en aquel tiempo gobernaba el imperio romano y los religiosos eran perseguidores de los verdaderos creyentes, entonces, si usted confesaba públicamente que era un cristiano corría el riesgo de que lo mataran o encarcelaran. (Como de verdad pasó con los primeros mártires que tuvo la Iglesia)
Aunque hoy en día, parezca muy raro, el ver que los creyentes se congreguen en casas, vamos a leer varios pasajes de la biblia que muestran, que las casas también, eran y son un lugar ideal para tener comunión unos con otros.
Hechos 12:11-12 dice: Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba. Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando.
Hechos 8:3-4 dice. Por ese motivo; Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel. Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio.
Siempre en el libro de Hechos, pero en el capítulo 20:20-21: Y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas, testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.
En Hechos 28:30-31, dice; Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.
Luego en el libro de Romanos 16:3-5 vamos a ver que dice: Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, que expusieron su vida por mí; a los cuales no sólo yo doy gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles. Saludad también a la iglesia de su casa. Saludad a Epeneto, amado mío, que es el primer fruto de Acaya para Cristo.
En primera de Corintios 16:19, dice: Las iglesias de Asia os saludan. Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan mucho en el Señor.
Colosenses 4:15, dice: Saludad a los hermanos que están en Laodicea, y a Ninfas y a la iglesia que está en su casa.
En el libro de Filemón 1:1-2, dice: Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro, y a la amada hermana Apia, y a Arquipo nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en tu casa:
Las iglesias en casa no son unas cadenas que atan al creyente, ya que, el creyente sabe, que no es el lugar el que vuelve especial a la congregación, sino que son las personas que tienen el Espíritu Santo del Señor, sin importar el lugar donde se reúnan.
Cuando Pablo se convirtió al cristianismo, se esforzó por predicar y enseñar la palabra del Señor públicamente en las Sinagogas, Areópagos, Escuelas, cárceles, ríos, barcos y en las casas, porque él sabía que lo importante no era el lugar, sino la verdadera presencia del Espíritu Santo, como dice el libro de Hechos 17: 22-25 Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; Porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio. El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.
Si usted es un verdadero creyente y se congrega en un templo; ¡Alabe al Señor! Si usted es un verdadero creyente y se congrega debajo de un árbol con otros hermanos; ¡Alabe al Señor!, y si usted es una de las personas que se congrega en casa, no se sienta mal por lo que piensen o digan las demás personas, lo importante es hacerlo para la gloria del Señor, ya que, las Iglesias en casa o en otro lugar, no se tratan de armar imperios familiares o buscar protagonismo; Se trata de abrir las puertas de nuestros hogares para que la palabra del Señor, sea predicada y enseñada para que los que han creído a su vez abran las puertas de sus casas y que puedan perseverar en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Tal como nos lo enseña el libro de Hechos, capítulo 2, versículo 42.
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