Y perseveraban en en el partimiento del pan
Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos. Hechos 2:42-47
Como las Iglesias se congregaban en las casas, en Hechos 2:46 nos dice que el partimiento del pan se hacía en las casas (El pan está en singular porque es uno solo el que estableció el Señor). Hoy en día, son muchas las congregaciones de diferentes denominaciones que perseveran en los mandatos que se han inventado sus líderes (Sobre todo los que les conviene imponer), pero cuando usted les pregunta que si están perseverando en el partimiento del pan (La cena del Señor) algunos no saben que es, otros les dirán que lo hacen una vez al año, otros cada seis meses, otros una vez al mes y otros se han inventado su propio estilo de “pan” o han tergiversado el significado real de lo que es tomar la cena del Señor.
EL PAN QUE PARTIMOS
ES LA COMUNIÓN
DEL CUERPO DE CRISTO
Pará comprender la cena del Señor, debemos ir al Antiguo Testamento y recordar o entender, que los Israelitas tenían establecidas sus fiestas solemnes, que había ordenado Dios (Levítico 23). Dentro de estas fiestas solemnes estaba la celebración de la pascua (Éxodo 12), donde se sacrificaba un cordero y se comían los panes sin levadura, tal como lo relata Lucas 22:7-20 Llegó el día de los panes sin levadura, en el cual era necesario sacrificar el cordero de la pascua. Y Jesús envió a Pedro y a Juan, diciendo: Id, preparadnos la pascua para que la comamos. Ellos le dijeron: ¿Dónde quieres que la preparemos? Él les dijo: He aquí, al entrar en la ciudad os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa donde entrare, y decid al padre de familia de esa casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos? Entonces él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto; preparad allí. Fueron, pues, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua. Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles. Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca! Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios. Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga. Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.
El creyente debe saber qué si está en Cristo, es una nueva criatura (No es un Israelita) Porque Él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Efesios 2: 14-16
Por esta razón es importante que el creyente sepa, que no es una copia mejorada de Israel, sino que es una nueva criatura nacida del Espíritu Santo, por la obra de CRISTO, quien es verdaderamente nuestra pascua y por ende nos hace dignos de tomar su Santa Cena tal como lo enseña 1 Corintios 5:7-8: Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.
En Hechos 2:42 dice que los creyentes perseveraban en el partimiento del pan, o sea, no era algo que lo hacían una vez al año o de vez en cuando. Para su conocimiento; debe saber que uno de los motivos por los cuales los creyentes se deben de congregar; es para partir el pan, como lo dice Hechos 20:7 El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche.
El partimiento del pan no es algo místico ni una tradición religiosa. La Cena del Señor, es algo natural cuando los hermanos tienen todas las cosas en común (Esto incluye la comida) y sus casas están abiertas para la congregación. Es algo que debemos hacer cuando nos congregamos, ya que, es un recordatorio de la obra redentora de nuestro salvador Cristo, hasta que Él regrese por su Iglesia.
Ahora bien, hay muchas personas que toman la cena del Señor a la ligera, sin discernir qué es lo que están tomando o simplemente lo toman como una simple comida para engordar o satisfacer sus deseos, mientras en su corazón tienen celos, iras, divisiones, enojos, pleitos, contiendas, murmuraciones, soberbias u otros desórdenes. Por esta razón, Pablo hizo la exhortación en 1 Corintios 11:17-34 Pero al anunciaros esto que sigue, no os alabo; porque no os congregáis para lo mejor, sino para lo peor. Pues en primer lugar, cuando os reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones; y en parte lo creo. Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados. Cuando, pues, os reunís vosotros, esto no es comer la cena del Señor. Porque al comer, cada uno se adelanta a tomar su propia cena; y uno tiene hambre, y otro se embriaga. Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen nada? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo. Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga. De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; más siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo. Así que, hermanos míos, cuando os reunís a comer, esperaos unos a otros. Si alguno tuviere hambre, coma en su casa, para que no os reunáis para juicio. Las demás cosas las pondré en orden cuando yo fuere.
Por tanto, amados míos, huid de la idolatría. Como a sensatos os hablo; juzgad vosotros lo que digo. La copa de bendición que bendecimos, ¿No es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿No es la comunión del cuerpo de Cristo? Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan. Mirad a Israel según la carne; los que comen de los sacrificios, ¿no son partícipes del altar? ¿Qué digo, pues? ¿Qué el ídolo es algo, o que sea algo lo que se sacrifica a los ídolos? Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios. No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios. ¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos más fuertes que él? Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica. 1 Corintios 10:14-23.
© 2024 by laesposadelcordero.com