LA FE DE TOMÁS
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Vamos a abrir nuestras biblias en el evangelio de Mateo 27:41-42, que dice: De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos, decían: A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él.
El contexto de estos versículos, era cuando Jesús estaba siendo crucificado, después de haber sido azotado, cuando estaba pagando por los pecados del mundo. Si usted se fija bien, ahí dice que estaban los principales sacerdotes también estaban los escribas, los fariseos y los ancianos o sea estaba la mayor concentración de religiosos del momento y dice la escritura que estaban escarneciéndole. Para los que no saben el significado de esta palabra, es burlarse o mofarse de alguien y a Cristo, lo menospreciaron de tal manera que pidieron que fuera muerto de la manera mas cruel en una cruz.
Una de las tantas formas en que estas personas se estaban burlando de Jesús, era cuando le decían; a otros salvó, así mismo no se puede salvar. Ellos habían visto cómo el Señor había salvado a muchas personas, como había resucitado a Lázaro, como había devuelto la vista a muchos, como había sanado cojos, y seguramente mientras estaba en la cruz, esos religiosos que se estaban burlando del Señor, se acordaron cuando algunos de ellos tenían piedras para tirárselas a aquella mujer que sorprendieron en adulterio y como Jesús logró salvarla de la muerte.
Otra de las cosas que dijeron para burlarse de Él fue: Si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él. Lógicamente nunca aceptaron el reino que les ofreció Cristo, porque ellos esperaban y de hecho el pueblo de Israel, aún espera un Rey terrenal, que los convierta en la nación más poderosa del mundo y que todos sus enemigos se rindan a sus pies y así poder tener la gloria terrenal que tuvo Israel en la época del Rey David y su hijo Salomón. Pero Cristo les enseñaba de un reino diferente y les decía: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; si tu enemigo tiene sed, dale agua. Entonces ninguno de estos religiosos quería un Rey así y por eso tenían mucho gozo al verle morir de esa manera. Tanto fue su escarnio que le dijeron: Descienda ahora de la cruz, y creeremos en él. Si bien para Dios no hay nada imposible y Cristo fácilmente podría haberse bajado de la cruz, pero Cristo sabía que detrás de todo eso, estaba satanás, que no quería que Él venciera en esa cruz. Ellos sabían que terrenalmente era imposible que una persona que ya había sido azotado, torturado y clavado en una cruz, se bajara de ese lugar, por eso le dijeron, si te bajas de la cruz, creeremos en ti.
Pero vamos ahora al evangelio de Juan capítulo 6, versículo 28, donde estaba el Señor hablando con estos mismos religiosos, antes que lo condenarán, dice Juan 6:28, Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado. Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces?
Varias personas me han hecho esa pregunta ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Y la mayoría de personas terminan molestas, cuando les digo que crean en Cristo, porque la mayoría quiere recibir tips o quiere hacer obras terrenales para ganarse la vida eterna, pero la biblia dice que somos salvos por gracia, por medio de la fe. Jesús les dijo a estas personas, Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado. Y ellos le dijeron: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces? No sé si logran ver, que en ambos capítulos que hemos leído, ellos querían ver señal para creer, si veo que te bajas de la cruz, creo en ti y acá le dijeron ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? Y esta es una triste realidad no solo de los religiosos de aquella época, sino que es el caso de muchos ateos, inconversos y personas religiosas que se dicen llamar creyentes, que solo creen o quieren creer en lo que ven sus ojos, solo las cosas visibles que puedan ver, o sea no quieren saber de una agua viva invisible ellos quieren una Coca Cola que la puedan ver. Las personas quieren ver una señal de que Dios existe, para creer en él. No les basta lo que dice la Biblia, ellos quieren ver una señal y tener experiencias que muestren, que es cierto lo que se cuenta de Cristo y por eso el Señor decía: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás.
No es nada nuevo que satanás se haya infiltrado tanto en las congregaciones que hoy por hoy, los líderes, predicadores o maestros están queriendo mostrar a las personas un evangelio visible, terrenal, palpable. (Tú tienes dinero, entonces esa es una señal que eres una persona muy bendecida y si estas en pobreza, esa es una señal que estás en pecado) Estos lobos disfrazados de ovejas, han colaborado para que satanás meta su veneno en las congregaciones. Y si tenemos falsos pastores, entonces el resultado son falsos creyentes, que solo buscan a Dios por medio de las emociones, sensaciones y por lo que puedan ver sus ojos.
El peligro no está en los inconversos, ni en aquellas personas que les da igual Dios. Porque a los que están fueran, Dios los juzgará. El peligro está en el evangelio terrenal que están enseñando en muchas congregaciones, donde todos quieren andar por vista y sentimientos, tal como esta persona que vamos a ver en el evangelio de Juan en capítulo 11, lo vamos a leer desde el versículo 1 que dice: Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana. (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos.) Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. Luego, después de esto, dijo a los discípulos: Vamos a Judea otra vez. Le dijeron los discípulos: Rabí, ahora procuraban los judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá?
Vamos a detenernos un momento en estos versículos, para que entendamos el contexto, porque los judíos procuran apedrear a Jesús. Y para eso vamos a retroceder al capítulo anterior del evangelio de Juan; El capítulo 10, del versículo 30 al 39 que dice: Yo y el Padre uno somos. Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios. Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. Más si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre. Procuraron otra vez prenderle, pero él se escapó de sus manos.
La biblia dice y yo creo, que Jesús murió en la cruz por nuestros pecados, nadie le quitó la vida, sino que Él mismo la puso, porque tenía poder para ponerla, y tenía poder para volverla a tomar. Pero está claro que fueron muchas las ocasiones en que los fariseos, saduceos, sacerdotes y religiosos de aquella época, le quisieron matar y quitar la vida de diferentes maneras antes de tiempo. Hoy en día, muchas personas cuando son exhortadas se enojan mucho y si pudieran sacar su verdadero rostro y algunas piedras, ya muchos de nosotros, no estaríamos en este mundo.
Ahora que ya vimos, porque querían apedrear los judíos a Jesús, volvamos al capítulo 11 en el versículo 8 que dice; Le dijeron los discípulos: Rabí, ahora procuraban los judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él. Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle. Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará.
Los discípulos lógicamente no querían ir de nuevo allá, porque ya sabían lo que les esperaba, que los judíos estarían en aquel lugar y que el riesgo de morir era muy alto. Y eso es lo que pasa con muchos de nosotros, que no queremos pasar por ninguna prueba, ni tener tribulaciones, ni queremos sacrificar nuestro estatus, amistades, ni pertenencias, queremos ser cristianos de mucho éxito en esta tierra, donde no tengamos que arriesgar nada.
Luego en el versículo 13 del mismo capítulo dice: Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño. Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; mas vamos a él. Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él.
Tomás, se menciona 8 veces en el evangelio de Juan, y esta es la primera vez que aparece diciendo: Vamos también nosotros, para que muramos con él. Tomás era un hombre de fe, el problema de la fe de Tomás, era que se basaba en las cosas que se podían ver y dudaba de todo aquello que no podía comprobar y necesitaba muchas pruebas palpables para creer.
Esto lo podemos ver en el evangelio de Juan, pero en el capítulo 14: versículos del 1 al 7, dice: No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.
Si se fija bien, Fue a Tomás, que le dijo este famoso versículo de la biblia que dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Tomás había visto a Cristo resucitar a Lázaro, sanar a ciegos, sordos, mancos, cojos y todo tipo de milagros, pero aún dudaba.
Más adelante, siempre en el evangelio de Juan, capítulo 20:19 en adelante, dice: Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos. Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.
Dice la Biblia, que todos los discípulos estaban reunidos en un solo lugar por miedo a los judíos, pero Tomás no estaba, la Biblia no dice por qué no estaba reunido con los demás. Lo que sí dice del versículo 25 en adelante es que: Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.
Tomás dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. Si lo piensa bien, su fe no solo estaba fundada en lo que podía ver, también necesitaba tocar y sentir. La mayoría de las personas quieren ser como Tomás y según ellos son creyentes, pero a la verdad, solo creen mentalmente y por ende tienen una falsa fe, que tarde o temprano se verá evidenciada, porque en la práctica no son verdaderos creyentes sino que son incrédulos y por eso le dijo el Señor a Tomás. Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. A partir de ese momento la vida de Tomás cambió (Eso lo podemos ver en Juan 21: 2 y Hechos 1:13) pero en aquel momento se dio cuenta del error que había cometido y le quedaron grabadas las palabras que le dijo Cristo; que eran bienaventurados los que no vieron, y creyeron.
Las personas quieren ver y sentir emocionalmente la presencia de Dios por medio de gritos, brincos, carcajadas u otras manifestaciones carnales… Claro que la presencia de Dios se puede sentir por medio del Espíritu Santo en el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la mansedumbre y otras manifestaciones, que son para la edificación de la Iglesia y no para el ego de una persona que se quiere sentir superior a los demás.
La biblia dice que nuestra fe tiene que estar fundamentada en las cosas que no vemos, tenemos que ver más allá de lo que pueden ver nuestros ojos naturales, ¡Es un mundo espiritual! Si ustedes leen el libro de Romanos, capítulo 8. Versículos 24 y 25 dice: Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos… Cristo es nuestra esperanza, por ahora no le vemos, pero con paciencia aguardamos su venida o nuestra partida con Él. No estamos viendo simplemente, lo que ven nuestros ojos. Si no que tenemos una esperanza que no se ve. Hay ocasiones que clamamos al Señor por alguna situación que está pasando en nuestra vida y a simple vista no se ven los resultados y pareciera que el Señor no responde, pero si vemos las cosas más allá de lo natural, podemos aguardar con paciencia en la fe que tenemos, que el Señor siempre responde conforme a su voluntad.
En la Segunda carta de Corintios, capítulo 5 versículo 5, dice: Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu. Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista);
Es decir, no andamos por lo que vemos. Los cristianos verdaderos andamos por fe. En este versículo que acabamos de leer la fe y la vista son opuestos, o sea, son dos caminos diferentes que se oponen y usted debe elegir, cuál de los dos va a tomar. Si usted quiere ser un verdadero creyente, tiene que creer en Dios por fe y no andar buscando señales de Él para luego creer. Recuerdo que cuando estaba niño, en ocasiones gastaba el dinero que me dejaba mi mamá y me quedaba sin nada y no podía comprarme dulces. Cada vez que eso sucedía, le robaba dinero a mis hermanos (Ellos no se daban cuenta de lo que yo hacía), pero en una ocasión no estaba ninguno de mis hermanos y no pude robarle a nadie, así que me quede sin dinero. Más tarde en ese mismo día, vi que en el patio de mi casa estaba tirado un billete de 5 y dije esa es una señal que Dios está conmigo y él entiende que hoy no le pude robar a mis hermanos y me lo envía, para que yo satisfaga mi deseos de dulces (Suena como broma, pero así es la fe de muchas personas que a lo malo le llaman bendición de Dios)
Necesitamos vivir por fe, pero una fe real, no fingida a nuestra conveniencia. Y para que usted sepa, si su fe es real o es fingida por lo que ve, vamos al libro de Hebreos capítulo 10, en el versículo 35, que dice: No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; ¿Dónde tiene puesta su confianza usted? ¿En las cosas que se ven? ¿En el trabajo? ¿En su dinero? ¿En su salud? ¿Dónde está puesta su confianza? Cuando de verdad su confianza está puesta en el Señor, sus costumbres serán sin avaricia y estará contento con lo que tenga por lo cual podrá decir confiadamente, que El Señor es su ayudador y no temerá lo que le pueda hacer el hombre. Venga lo que venga, el Señor es nuestra roca, el Señor es nuestra fortaleza, el Señor es nuestro refugio. Pueden venir tiempos de enfermedad, el Señor es nuestro socorro, pueden venir tiempos de abundancia, el Señor es nuestro tesoro. Su fe no debe estar basada en las situaciones externas que le pueden suceder, porque pueden pasar cosas muy buenas o cosas muy malas, por eso dice que no pierda su confianza que tiene un gran galardón.
Luego en el versículo 36 dice: porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.
Una demostración de que tenemos una fe real en Dios, es cuando hacemos la voluntad del Señor y tenemos la paciencia para obtener esa promesa. Hace algunos años una persona me dijo que no creía que Dios podía cambiar su vida, porque ya lo había intentado en varias ocasiones sin tener resultados. Le pregunté, pero usted de verdad ¿Quiere cambiar su vida? o ¿Quiere morir de la forma pecaminosa en la que vive? Y me dijo si, ¡me gustaría cambiar!, Entonces le dije: obedezca la voluntad y los mandamientos que Cristo le dejó a su Iglesia, durante un año y luego me avisa, si su vida cambió o no. Y me dijo; pero, ¿por qué durante un año?, ¿Por qué tengo que obedecerla por tanto tiempo?, ¡eso se me hace eterno! Y yo le dije, justamente esa es la razón por la que todos sus intentos anteriores habían fracasado, porque solo había sido durante algunas semanas, días, incluso horas y luego se regresaba a su pecado, cuando miraba que Dios no aparecía (Justamente esa era la fe que tenía Tomás… No miraba, no creía,)
Hoy en día, las personas solo tienen que repetir una oración, cerrar sus ojos, o declararse que son cristianos y listo…No hay arrepentimiento, no muere la vieja criatura y por ende no hay nuevo nacimiento. Son como aquella semilla que cayó sobre la piedra, que oyen la palabra, la reciben con gozo, pero no tienen raíces, creen por algún tiempo y en el tiempo de la prueba se apartan.
Un verdadero pastor del Señor, no va a engañar a sus ovejas, él no les va a dar una leche espiritual adulterada, él les va a mostrar la puerta estrecha y el camino angosto que hay que recorrer, ese camino en donde se necesita paciencia, porque pueden haber tribulaciones, necesidades, angustias, azotes, desvelos, pero siempre estaremos gozosos; porque el Señor no, nos ha dejado huérfanos en este mundo, sino que ha enviado al consolador a nuestras vidas: El Espíritu Santo.
Dice el versículo 37, de Hebreos 11: Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá, y no tardará. (Este versículo es muy importante para que entendamos el contexto de todo lo que venimos leyendo y lo que vamos a ver), porque al decir, aún un poquito, Y él que ha de venir vendrá, y no tardará, se está refiriendo a Cristo. No se pierda, el contexto de todos estos versículos que hemos leído está hablando de la venida de Cristo por su Iglesia, está hablando del reino venidero, digo esto para que entendamos los siguientes versículos que dicen: Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.
Luego en Hebreos 11: 1 dice: Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera (o sea, Cristo, porque es a quien los cristianos estamos esperando), la convicción de lo que no se ve (O sea, Cristo, porque por ahora no le vemos y por eso vivimos por fe). No deje que le engañen con filosofías, huecas sutilezas o psicología espiritual, diciendo que la fe se trata de que si usted quiere tener un carro, declare que ya lo tiene, para que pronto obtenga ese carro por fe. Si usted es de las personas que dice que tiene fe, que va a ser millonario… Le comento que eso no tiene nada que ver con el cristianismo, eso es una herejía que han enseñado los falsos maestros. El contexto de este versículo es la fe en Cristo, no en usted mismo, por eso el resto del capítulo 11, habla de la fe que tuvieron los patriarcas y profetas de Israel, como por ejemplo Moisés; que dice en el versículo 24, del mismo capítulo: Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. ¡Lo ve! la fe de Moisés fue espiritual y prefirió dejar los deseos del mundo y la vanagloria de la vida para obtener el galardón eterno, porque su mirada estaba viendo al invisible, porque estaba viendo una tierra más allá de lo que ven nuestros ojos naturales. ¡Esa es la verdadera fe!
Conocí a una persona a la cual le estaba predicando el evangelio y estaba estudiando en una universidad y me dijo: Ahora que estoy leyendo la biblia, siento que Dios me ha iluminado y ya no ocupo estudiar para los exámenes, porque tengo fe que Dios pondrá palabra en mi boca a la hora del examen. Está por demás contarles que reprobó la clase y le tocó volver a llevarla. No malinterpretemos la escritura. La fe no es un sentimiento, La fe sin obras está muerta, por eso por fe amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Para finalizar, vamos a ir a la primera de Pedro capítulo 1 versículo 5, dice así: Que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,
Pueda que alguna persona que sea creyente me diga, gracias al Señor, todo en la vida me ha salido bien materialmente hablando. ¡Alabado sea el Señor por eso! Mientras cumpla el mandamiento que dice el Señor en 1 Timoteo 6: 17; A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.
Pero si su caso, es como el que menciona Pedro en estos versículos que acabamos de leer y ha tenido que ser afligido en diferentes pruebas… No se desanime, ¡Alabe al Señor!, la fe de todos los creyentes, debe ser probada, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso;
Esta es la verdadera fe: Confiar, esperar, amar, creer, tener la convicción que Cristo murió por nuestros pecados y resucitó para darnos vida eterna. La verdadera fe no tiene un fin material, terrenal o temporal… La verdadera fe es espiritual y su fin es la salvación de vuestras almas, como dice 1 Pedro 1:9
¡Vamos a orar!
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