LA VESTIMENTA DEL CREYENTE
(SEGUNDA PARTE)
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Vamos a abrir nuestras Biblias para continuar con la segunda parte de esta serie de cuatro capítulos, acerca de la vestimenta del creyente. En el primer programa vimos acerca de la desnudez del ser humano y cómo eso influye en nuestra relación con Dios y con el mundo. Le recomendamos que la pueda buscar, siempre en la sección de estudios bíblicos de nuestra página, para que se le haga un poco más fácil entender esta segunda parte que vamos a iniciar.
Antes vimos que es deshonroso y vergonzoso andar mostrando nuestra desnudez a las personas. Algunos seguramente se sienten confrontados por eso, otros puede que no tengan ningún problema, porque no andan mostrando su desnudez en público. Pero ahora vamos a ver este tema desde otra perspectiva, no del que muestra la desnudez, sino del que mira la desnudez de otras personas.
Cuando se habla de la forma en que miramos a otras personas, muchos se ponen a la defensiva y comienzan a excusarse, aduciendo que todos somos pecadores y que no hay que ser tan religiosos en ese tema, porque vivimos en un mundo que no se puede dejar de mirar a todo lo que está a nuestro alrededor y que en algunos casos no es del todo malo, si se hace sin mala intención. Pero tenemos que recordarle que el día del juicio final, no seremos nosotros los jueces, sino Dios, porque todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión; Pero Jehová pesa los espíritus. Es difícil que de forma natural, podamos reconocer cuándo estamos haciendo algo malo, según nuestra opinión, todo lo que nosotros hacemos no es tan malo. Tendríamos que tener un espíritu manso y humilde para dejar que sea la Biblia, la que nos pueda mostrar la luz del Señor y que así podamos ver nuestros propios pecados como dice Salmos 19:12 ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.
Muchas veces somos muy tibios y vacilamos, cuando hablamos el tema de la desnudez y de lo que miran nuestros ojos y creemos que Dios entiende cuando por ejemplo estamos viendo una película que nos gusta y de repente aparecen escenas con personas desnudas, pero el Señor dice en Mateo 5:28-29: Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
Este es un tema muy delicado, ya que, la vestimenta del creyente no se trata de vestir alguna ropa en particular. Para el creyente es importante no mostrar ni andar viendo la desnudez de otras personas. Para profundizar en este tema, vamos a comenzar leyendo el capítulo 9 del libro de Génesis, desde el versículo 20 hasta el 27, que dice; Después comenzó Noé a labrar la tierra, y plantó una viña; y bebió del vino, y se embriagó, y estaba descubierto en medio de su tienda. Y Cam, padre de Canaán, vio la desnudez de su padre, y lo dijo a sus dos hermanos que estaban afuera. Entonces Sem y Jafet tomaron la ropa, y la pusieron sobre sus propios hombros, y andando hacia atrás, cubrieron la desnudez de su padre, teniendo vueltos sus rostros, y así no vieron la desnudez de su padre. Y despertó Noé de su embriaguez, y supo lo que le había hecho su hijo más joven, y dijo: Maldito sea Canaán; Siervo de siervos será a sus hermanos. Dijo más: Bendito por Jehová mi Dios sea Sem, Y sea Canaán su siervo. Engrandezca Dios a Jafet, Y habite en las tiendas de Sem, Y sea Canaán su siervo.
Para este tiempo todavía la ley escrita no había sido dada al pueblo de Israel, pero acá ya podemos observar cómo este acto que hizo Cam al ver la desnudez de su padre fue suficiente motivo para que Noé se molestara y le dijera una maldición que se ha cumplido desde el Antiguo Testamento, mientras que sus otros dos hermanos tomaron la ropa y la pusieron sobre sus hombros y andando hacia atrás cubrieron la desnudez de su padre teniendo vueltos sus rostros y así no vieron la desnudez de su padre. Tal como lo habíamos mencionado en el primer programa, la desnudez es una vergüenza para nosotros, a pesar de que satanás tiene cegada a la humanidad haciéndoles creer qué es algo normal y que todos nos tenemos que adaptar y sentirnos orgullosos de mostrarla a los demás. Pero la Biblia enseña todo lo contrario y eso se vio marcado por lo que sucedió en la vida de Cam Sem y Jafet.
Luego podemos encontrar en el libro de Levítico, varios mandamientos que Jehová Dios le dio al pueblo de Israel para que los pusieran por obra y dentro de todos esos, vamos a leer los que están en el Capítulo 18 de Levítico, desde el versículo 7 en adelante que dice: La desnudez de tu padre, o la desnudez de tu madre, no descubrirás; tu madre es, no descubrirás su desnudez. La desnudez de la mujer de tu padre no descubrirás; es la desnudez de tu padre. La desnudez de tu hermana, hija de tu padre o hija de tu madre, nacida en casa o nacida fuera, su desnudez no descubrirás. La desnudez de la hija de tu hijo, o de la hija de tu hija, su desnudez no descubrirás, porque es la desnudez tuya. La desnudez de la hija de la mujer de tu padre, engendrada de tu padre, tu hermana es; su desnudez no descubrirás. La desnudez de la hermana de tu padre no descubrirás; es parienta de tu padre. La desnudez de la hermana de tu madre no descubrirás, porque parienta de tu madre es. La desnudez del hermano de tu padre no descubrirás; no llegarás a su mujer; es mujer del hermano de tu padre. La desnudez de tu nuera no descubrirás; mujer es de tu hijo, no descubrirás su desnudez. La desnudez de la mujer de tu hermano no descubrirás; es la desnudez de tu hermano. La desnudez de la mujer y de su hija no descubrirás; no tomarás la hija de su hijo, ni la hija de su hija, para descubrir su desnudez; son parientas, es maldad.
El pueblo de Israel no hizo caso a estos mandamientos y cometieron todo tipo de inmundicias, iniquidad y abominaciones contra Dios. Hoy en día vivimos en tiempos de libertinaje total y cada uno hace lo que bien le parece. Vemos todo tipo de desnudez en la televisión, en los centros comerciales, en las redes sociales y en casi todo lugar público, por lo cual algunos podrían decir, que es imposible no caer en la tentación porque estamos bombardeados por todos lados. Si bien es cierto que vivimos en tiempos muy peligrosos y cada vez la lucha contra las asechanzas de satanás se ven cuesta arriba, eso no representa que las generaciones anteriores y los cristianos de otras épocas no hayan tenido que librar batallas similares a las nuestras, por ende no es algo imposible para el creyente, el poder vencer a todas esas tentaciones por medio de Jesucristo, ya que, unas son las situaciones que suceden a nuestro alrededor, las cuales en la mayoría de ocasiones no las podemos controlar y otra cosa muy diferente, son cosas que hay en nuestro interior. Una cosa es lo que ofrece el mundo y otra cosa es cómo reaccionamos nosotros ante eso, porque la mayoría de personas erróneamente cuando se ve tentado, siempre piensa que es Dios el que le está enviando alguna prueba, pero eso no es correcto, ya que, la Biblia dice en Santiago, capítulo 1 versículo 13; Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
Una cosa son las pruebas y otra cosa muy diferente, son las tentaciones. Las tentaciones no vienen de parte del Señor. satanás sí nos tienta, pero también nosotros con nuestra concupiscencia podemos alimentar esa tentación. Lo que Dios, sí puede hacer es socorrernos cuando estamos en tentación, como dice primera de Corintios 10:13, No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar. Esto significa que en toda tentación, en todo ataque del enemigo, en todo lo que nuestra carne quiere ceder, el Señor nos socorre porque él sabe hasta dónde podemos resistir y siempre nos dará la salida. Muchas veces nosotros no miramos esa salida, porque somos rebeldes al Señor y queremos esos placeres y deseos, pero la Biblia dice que si resistimos al diablo, él huirá de nosotros, porque tenemos un Dios fuerte, amoroso y misericordioso que como dice segunda de Pedro, capítulo 2:9, Sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio; Así que le invitamos a que siempre luchemos y no cedamos cuando nos vemos tentados a mirar la desnudez en otras personas.
Por eso en el libro de Levítico capítulo 20, versículos del 8 al 23 el Señor le hacía la advertencia Israel y les decía: Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios. Y guardad mis estatutos, y ponedlos por obra. Yo Jehová que os santifico. Todo hombre que maldijere a su padre o a su madre, de cierto morirá; a su padre o a su madre maldijo; su sangre será sobre él. Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos. Cualquiera que yaciere con la mujer de su padre, la desnudez de su padre descubrió; ambos han de ser muertos; su sangre será sobre ellos. Si alguno durmiere con su nuera, ambos han de morir; cometieron grave perversión; su sangre será sobre ellos. Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre. El que tomare mujer y a la madre de ella, comete vileza; quemarán con fuego a él y a ellas, para que no haya vileza entre vosotros. Cualquiera que tuviere cópula con bestia, ha de ser muerto, y mataréis a la bestia. Y si una mujer se llegare a algún animal para ayuntarse con él, a la mujer y al animal matarás; morirán indefectiblemente; su sangre será sobre ellos. Si alguno tomare a su hermana, hija de su padre o hija de su madre, y viere su desnudez, y ella viere la suya, es cosa execrable; por tanto serán muertos a ojos de los hijos de su pueblo; descubrió la desnudez de su hermana; su pecado llevará. Cualquiera que durmiere con mujer menstruosa, y descubriere su desnudez, su fuente descubrió, y ella descubrió la fuente de su sangre; ambos serán cortados de entre su pueblo. La desnudez de la hermana de tu madre, o de la hermana de tu padre, no descubrirás; porque al descubrir la desnudez de su parienta, su iniquidad llevarán. Cualquiera que durmiere con la mujer del hermano de su padre, la desnudez del hermano de su padre descubrió; su pecado llevarán; morirán sin hijos. Y el que tomare la mujer de su hermano, comete inmundicia; la desnudez de su hermano descubrió; sin hijos serán. Guardad, pues, todos mis estatutos y todas mis ordenanzas, y ponedlos por obra, no sea que os vomite la tierra en la cual yo os introduzco para que habitéis en ella. Y no andéis en las prácticas de las naciones que yo echaré de delante de vosotros; porque ellos hicieron todas estas cosas, y los tuve en abominación.
El mandamiento para Israel era santificaos. El mandamiento para el creyente es; sed Santos y esto no significa que una persona no va a volver a pecar. Ser santo es apartarse de la oscuridad. Israel debía apartarse y no andar en la práctica de las naciones que el Señor echó de delante de ellos, pero Israel no obedeció e hizo hasta peores abominaciones que esas naciones paganas y por eso han tenido graves consecuencias hasta el día de hoy. A nosotros los creyentes, nos dice el Señor En primera carta de Pedro, capítulo 1 versículo 14; como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
Muy probablemente, la mayoría de nosotros en alguna parte de nuestras vidas antes de conocer al Señor, vimos la desnudez como algo normal, pero ya no debe ser así, ya no, nos debemos de conformar a los deseos que antes teníamos, aunque el resto del mundo ande mostrando y viendo la desnudez, nosotros ahora como creyentes, tenemos que luchar, tenemos que batallar contra el pecado. Muchas veces pensamos en que es difícil el poder lograrlo, pero es que la mayoría del tiempo, estamos en los lugares incorrectos, viendo en la televisión cosas incorrectas, buscando desde nuestro celular las cosas incorrectas y por ende el resultado es que terminamos siendo muy frágiles ante nuestro adversario el diablo, que anda como león rugiente, buscando a quien devorar y va a tratar de conquistarnos de cualquier forma y una de las formas más prácticas que ha encontrado ha sido desnudar a la humanidad, para que otros codiciemos y pequemos contra Dios.
Dice el libro de Habacuc 2:15, ¡Ay del que da de beber a su prójimo! ¡Ay de ti, que le acercas tu hiel, y le embriagas para mirar su desnudez! Casi la mayoría de pecados que cometemos, inician por la vista, es decir por las cosas que miramos y es por eso que la vestimenta de creyente es muy importante, porque es contraria a la desnudez. Debemos de cuidar nuestros ojos, debemos de cuidar lo que vemos, no debemos de ver la desnudez de otras personas, para que no proveamos para los deseos de nuestra carne que se rebelan contra el Espíritu Santo. El mundo nunca va a cambiar y cada vez irá de mal en peor, porque la depravación se ha vuelto total en la música, en las películas, en los videos, en los anuncios y en todo lo que es controlado por satanás. Por eso debemos de cuidar nuestros ojos como dice el evangelio de Lucas en el capítulo 11, versículos 34 al 36; La lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas. Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas. Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor.
Podemos concluir en este segundo programa, que la persona que es verdaderamente un creyente, debe de tomar en serio la forma en que se viste, ya que estamos llamados a no mostrar nuestra desnudez ni a mirar la desnudez en otras personas, de forma intencional y pecaminosa. Por ende, esto debe de ser un llamado de atención para las congregaciones que han permitido que la desnudez del mundo, se penetre en la Iglesia del Señor. Le invitamos a buscar en la sección de estudios bíblicos de nuestra página, el tercer programa de esta serie acerca de la vestimenta del creyente.
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