LA VESTIMENTA DEL CREYENTE

(TERCERA PARTE)

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Vamos a continuar con nuestro estudio acerca de cómo debe ser la vestimenta del creyente. Esta es la tercera parte, por lo cual le invitamos a que pueda buscar en nuestra sección de estudios bíblicos, los dos primeros programas, para que pueda entender más acerca de este tema.
 
Hoy en día vivimos en una sociedad donde estamos bombardeados con muchas tentaciones de parte de satanás y en donde la vestimenta tiene un papel muy importante, ya que la biblia nos enseña, la forma en que un cristiano se debe de vestir y que tipo de vestimenta le agrada o no le agrada al Señor. Cuando hablamos de la vestimenta, sabemos que todos hemos escuchado más de alguna vez, que existe el mundo de la moda, qué tiene mucha influencia en toda la humanidad y es tanto su influencia, que este mundo de la moda que es controlado por satanás, es el que dicta las reglas, normas, pautas y la forma en que las personas se deben de vestir, ya que, normalmente la mayoría de las personas se fijan en como nos vestimos, se fijan en las marcas, los colores, tipos de telas, si uno anda combinado, si está imponiendo un nuevo estilo, si anda con accesorios modernos u otros detalles. Esto ha llevado a que las personas, ya no se conformen, simplemente con cubrir su cuerpo, sino que gastan e invierten mucho de su dinero en camisas, pantalones, faldas, zapatos y otro sin fin de prendas de vestir. Si usted es un verdadero creyente, antes de conocer el tipo de vestidura que debe de andar, es importante que pueda examinar la forma en que se viste y preguntarse: ¿para quién se viste? Ya que, cómo lo mencionamos en nuestro segundo programa, tenemos que tener cuidado con lo que mostramos a los demás y lo que vemos con nuestros ojos, ya que, nuestros ojos son la lámpara de nuestro cuerpo y cumplen un factor muy importante, ya que, lo que vemos, luego lo anhelamos, deseamos y codiciamos. A diario vemos muchas cosas, que tienen que ver con el mundo de la moda: en redes sociales, en la televisión, rótulos y todo lo que está a nuestro alrededor y las personas se han vuelto unos compradores de ropa impulsivos y compulsivos donde gastan una enorme cantidad de dinero, pero como creyentes debemos de recordar lo que el apóstol Pablo decía en el libro de Hechos, capítulo 20, versículo 33: Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado.

La codicia es algo que nos destruye a todas las personas y en este versículo, Pablo comparaba la plata y el oro con el vestido, ya que, normalmente queremos el dinero para comprar cosas y dentro de esas cosas, lógicamente está la ropa, en la cual muchas personas gastan enormes cantidades de dinero y muchas veces lo hacen por querer aparentar o presumir a las demás personas, pero como creyentes debemos de saber qué la vestimenta del creyente va más allá de lo que aparentamos o codiciamos, ya que, la Biblia nos enseña que vestirnos es una necesidad, pero el mundo ha cambiado, la necesidad de vestirnos por el lujo de engalanarnos.

Así que, vamos a abrir nuestras biblias en el evangelio de Mateo, en el capítulo 6, versículo 25 en adelante que dice; Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. Antes habíamos leído que el vestido se comparaba con la plata y el oro en términos de codicia y acá leemos que el vestido es colocado junto al alimento como parte de las necesidades que tenemos los seres humanos, ya que, la comida nos sirve para saciarnos y el vestido para cubrirnos y calentarnos. Luego dice el versículo ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis?
 
Aquí tenemos un punto muy importante para el creyente. Sí, bien el vestirnos es una necesidad, esto no debe de convertirse en un afán o llegar al punto de tener un deseo intenso de querer conseguir dinero para comprar la ropa que nos gusta, ya que, una cosa es tener ropa para cubrirnos y calentarnos y otra muy diferente es que “necesitemos” que nuestra ropa sea de marca o de un alto precio para andarla en nuestro cuerpo. Así que usted debe de asegurarse que la vestimenta no es una obsesión o un afán para su vida.
 
Dice luego el versículo; Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Cuando la Biblia dice que no nos afanemos, eso no significa que la Biblia está diciendo que no debemos trabajar,  ¡claro que debemos de trabajar!. Lo que nos está diciendo; es que no debemos de vivir como los gentiles inconversos, que para conseguir el vestido o la comida, no les importa si destruyen al prójimo, si hacen trampa, si se estresan o se endeudan por estar codiciando cosas necias qué van más allá de una simple necesidad. Pero nosotros los creyentes, sabemos que nuestro padre celestial sabe que tenemos necesidad de todas estas cosas y por ende la vestimenta no debe de ser un motivo de obsesión. (Aunque hoy en día hay muchos que dicen llamarse creyentes y gastan mucho dinero en trajes y vestidos muy costosos qué la mayoría de veces ni siquiera pueden pagar y se endeudan con la excusa de que se están vistiendo para el señor) pero usted debe de saber que el creyente, no tiene ni debe de tener una vestimenta en particular qué lo distingue o lo identifique como un creyente. 

Sí el Señor lo permite en nuestro próximo programa, veremos que los mandamientos qué han sido dados por el Señor, de cómo debemos vestirnos son muy claros, pero por ahora sí es importante que usted sepa que nuestra vestimenta, no se trata de un “estilo de moda cristiana”, ya que lógicamente un creyente que vive en el polo norte, es imposible que use la misma ropa qué un creyente que vive en el caribe. 

Es por todo esto, que es importante que usted sepa que, aunque existen diferentes tipos de vestimenta en todo el mundo, hay otros factores más profundos que identifican al verdadero creyente, más allá de la cultura de cada país. Para que veamos un poco más de estos tipos de vestimenta que han existido. Le invitamos a leer la historia de un caso en particular de una persona en el Antiguo Testamento, que le tocó experimentar varias situaciones en su vida, que lo llevaron a vestir varios tipos de vestimenta. Estamos hablando de José que era uno de los 12 hijos de Jacob. Vamos a comenzar leyendo desde el capítulo 37 del libro de Génesis, en el versículo 3, que dice; Y amaba Israel a José más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez; y le hizo una túnica de diversos colores.
 
Por si usted no sabe lo que es una túnica: Esta es una prenda de vestir amplia y larga con mangas que cubre desde el cuello hasta las piernas. En el caso de José, dice la biblia qué su padre lo amaba más que a todos sus hermanos y le hizo una túnica de diversos colores y si usted conoce esta historia, sabrá que sus hermanos le tenían mucha envidia, a tal punto que lo llegaron a vender como esclavo y esto sucedió cuando ellos estaban en el valle de Hebrón y luego en Dotán apacentando ovejas e Israel su padre envió a José para ver cómo estaban. Para eso vamos a leer siempre en el capítulo de 37 de Génesis, pero en los versículos 23 y 24 que dice: Sucedió, pues, que cuando llegó José a sus hermanos, ellos quitaron a José su túnica, la túnica de colores que tenía sobre sí; y le tomaron y le echaron en la cisterna; pero la cisterna estaba vacía, no había en ella agua.
 
Aquí José había perdido su túnica de colores en manos de sus hermanos, porque lo despojaron de su vestimenta y tomaron la decisión de venderle a unos mercaderes madianitas que pasaban por ese lugar y luego estos lo vendieron en Egipto, a un oficial del faraón que se llamaba Potifar. Luego este vio que la mano de Jehová estaba con él, así que lo hizo mayordomo de su casa y entrego en su poder todo lo que tenía. Para este tiempo, José ya tenía una vestimenta diferente a la túnica de colores que le había regalado su padre. Luego dice la escritura que la mujer de Potifar puso sus ojos en José, pero José la rechazaba porque no quería hacer eso, que era malo y pecar contra Dios. Luego leemos en Génesis 39, versículo 11 en adelante que dice: aconteció que entró él un día en casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa allí. Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió. Cuando vio ella que le había dejado su ropa en sus manos, y había huido fuera, llamó a los de casa, y les habló diciendo: Mirad, nos ha traído un hebreo para que hiciese burla de nosotros. Vino él a mí para dormir conmigo, y yo di grandes voces; y viendo que yo alzaba la voz y gritaba, dejó junto a mí su ropa, y huyó y salió. Y ella puso junto a sí la ropa de José, hasta que vino su señor a su casa.

Lógicamente ahora José ya no vestía una túnica larga y amplia, ahora tenía una vestimenta diferente, la cual era muy común entre los egipcios que seguramente usted ya la ha visto en algún momento, en alguna película, en la televisión o por el internet, por lo cual, cuando la mujer le asió por su ropa, le fue muy fácil despojar parte de su vestimenta y el resto de la historia ya la conocemos: Su amo puso a José en la cárcel y estuvo en ese lugar un buen tiempo y le tocó utilizar otra vestimenta diferente. Luego el faraón, tuvo un sueño y nadie se lo podía interpretar, hasta que le hablaron de José y dice en Génesis capítulo 41, versículo 14: Entonces Faraón envió y llamó a José. Y lo sacaron apresuradamente de la cárcel, y se afeitó, y mudó sus vestidos, y vino a Faraón.

Cómo iba a estar en la presencia de Faraón se afeitó y le tocó mudar nuevamente sus vestidos, que eran diferentes a los que usaba en la cárcel. Luego que Dios le permitió a José interpretar el sueño del faraón, dice Génesis 41 en el versículo 42: Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello; Nuevamente a José le tocó mudar sus vestidos, ahora para utilizar una vestimenta que estaba más de acorde a la que utilizaban los faraones de aquella época.
 
Ahora bien, aunque José se vistió de diferentes formas y le tocó adaptarse a todo eso que vivió. Si usted lo lee a detalle, el corazón y el espíritu de José, se sometieron a los mandamientos y a la voluntad de Dios siempre. Pero no solamente la vestimenta qué utilizó José, son las únicas que muestra la Biblia, por ejemplo, podemos leer en Génesis capítulo 38, versículos del 14 al 18, que dice; Entonces se quitó ella los vestidos de su viudez, y se cubrió con un velo, y se arrebozó, y se puso a la entrada de Enaim junto al camino de Timnat; porque veía que había crecido Sela, y ella no era dada a él por mujer. Y la vio Judá, y la tuvo por ramera, porque ella había cubierto su rostro. Y se apartó del camino hacia ella, y le dijo: Déjame ahora llegarme a ti: pues no sabía que era su nuera; y ella dijo: ¿Qué me darás por llegarte a mí? Él respondió: Yo te enviaré del ganado un cabrito de las cabras. Y ella dijo: Dame una prenda hasta que lo envíes. Entonces Judá dijo: ¿Qué prenda te daré? Ella respondió: Tu sello, tu cordón, y tu báculo que tienes en tu mano. Y él se los dio, y se llegó a ella, y ella concibió de él. Luego se levantó y se fue, y se quitó el velo de sobre sí, y se vistió las ropas de su viudez.
 
En este pasaje que acabamos de leer, una misma persona utilizó dos tipos de vestimenta; Una eran las ropas de su viudez por la muerte de su esposo y la otra vestimenta la identificaba como una ramera, según la cultura de aquel tiempo en el lugar donde ellos vivían. Esto también nos da otra pauta, de cómo no deben de vestirse los creyentes, cómo nos lo enseña el libro de Proverbios capítulo 7:7-11 que dice: Vi entre los simples, consideré entre los jóvenes, A un joven falto de entendimiento, El cual pasaba por la calle, junto a la esquina, e iba camino a la casa de ella, a la tarde del día, cuando ya oscurecía, En la oscuridad y tinieblas de la noche. Cuando he aquí, una mujer le sale al encuentro, con atavío de ramera y astuta de corazón. Alborotadora y rencillosa, sus pies no pueden estar en casa;

Como lo mencionamos en los primeros dos programas; Una de las formas más fuertes en las que satanás nos seduce; Es induciéndonos a que mostremos o veamos la desnudez en otras personas. Normalmente el atavío de las rameras, es usar vestimenta corta para atraer y seducir en la oscuridad a otras personas, pero nosotros tenemos que saber que la desnudez siempre ha sido y será una vergüenza para el humano, aunque satanás la utilice como una de sus mejores armas, pero realmente las personas se desnudan de forma pública cuando han perdido la sensatez, como leemos en el evangelio de Lucas, capitulo 8, versículo 27 que dice: Al llegar él a tierra, vino a su encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros. Luego en los siguientes versículos, dice la Biblia que Cristo llegó al lugar y expulsó los demonios de esta persona, entonces en el versículo 35 dice: Y salieron a ver lo que había sucedido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio; y tuvieron miedo.

Cuando las personas estamos en nuestro cabal juicio; ¡nos vestimos!. Por eso debemos de luchar contra las asechanzas y mentiras de satanás, que quiere que nuestros ojos, vean la desnudez de las personas como algo normal, pero como cristianos, no estamos llamados a imitar lo malo, sino a seguir lo bueno por medio de las instrucciones que nos brinda el Señor y esto no significa que los creyentes necesitamos vestir un uniforme con algún monograma o algún traje en particular que nos distinga, ya que, siempre han existido diferentes tipos de vestimenta, cómo nos lo enseñan, lo siguiente pasaje de la Biblia que vamos a leer.
 
En el segundo libro de Samuel, capítulo 13, versículos 18 y 19 dice: Y llevaba ella un vestido de diversos colores, traje que vestían las hijas vírgenes de los reyes. Su criado, pues, la echó fuera, y cerró la puerta tras ella. Entonces Tamar tomó ceniza y la esparció sobre su cabeza, y rasgó la ropa de colores de que estaba vestida, y puesta su mano sobre su cabeza, se fue gritando.
 
Así como las viudas y rameras tenían un vestido que las distinguía, las vírgenes también lo tenían, también los reyes, como lo leemos en 2 Crónicas 18:29 que dice: Y dijo el rey de Israel a Josafat: Yo me disfrazaré para entrar en la batalla, pero tú vístete tus ropas reales. Y se disfrazó el rey de Israel, y entro en la batalla. 
 
La biblia nos muestra un sin fin de tipos de vestimenta que usaron desde el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento, dentro de estos tipos de vestimenta también podemos encontrar la peculiaridad de la ropa de uno de los Profetas del Señor y eso lo leemos en 2 Reyes 1:7-8, que dice: Entonces él les dijo: ¿Cómo era aquel varón que encontrasteis, y os dijo tales palabras? Y ellos le respondieron: Un varón que tenía vestido de pelo, y ceñía sus lomos con un cinturón de cuero. Entonces él dijo: Es Elías tisbita. Si usted lee el evangelio de Mateo, capítulo 3, versículo 4, vera que lógicamente era la misma vestimenta que utilizaba, Juan el Bautista. En la actualidad Tenemos un montón de personas que se llaman así mismo “profetas” y que repiten las mismas palabras que decían Elías y Juan El Bautista y sus seguidores los alaban como “grandes profetas” porque repiten las mismas palabras, pero estos “profetas” que dicen ser los nuevos “Elías y Juan el bautista”, jamás se vestirían de la misma forma y con eso no significa, ni estamos diciendo, que un creyente debe de vestirse como Elías, ¡No!, para nada. Pero estos que se dicen a sí mismos “profetas”, no dicen ninguna profecía, si no están vestidos de trajes de marca, lujosos y muy caros y eso si nos recuerda la comparación que hacia el Señor en el evangelio de Lucas 7:24-25 que dice: Cuando se fueron los mensajeros de Juan, comenzó a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Más ¿qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que tienen vestidura preciosa y viven en deleites, en los palacios de los reyes están.
 
Por esto es que mencionamos que los que se llaman a sí mismos “profetas” en el día de hoy, les gusta vestirse con vestiduras delicadas y les encanta vivir en los deleites de este mundo y todavía enseñan que usted debe de vestirse igual porque así honran a Dios con lo mejor, pero nuevamente la Biblia nos enseña todo lo contrario y nos exhorta y nos llama a que no debemos de hacer acepción de personas en ningún sentido y mucho menos a menospreciar o mirar de menos cuando alguien anda vestido con una ropa sencilla, que no es de marca o que no esta a la moda. Dice la Biblia en libro de Santiago 2:1-4 Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?

Nunca debemos denigrar a una persona, porque ande vestido con una ropa andrajosa, o sea, una ropa que esté rota, sucia o muy gastada, porque estaríamos haciendo distinciones y vendríamos a ser jueces con malos pensamientos, juzgando por apariencia y teniendo preferencia por los que andan “bien vestidos” según el mundo nos ha enseñado y no según Cristo.

A propósito, hablando de Cristo, en varios pasajes de la escritura se nos muestra acerca de la vestimenta que él usó mientras estaba en la tierra, pero vamos a leer solamente dos de ellos. En el evangelio de Juan capítulo 19 versículo 23 dice: Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo.
Tal como lo habíamos mencionado antes: Una túnica es un vestido largo y amplio, qué era común usarla en el pueblo de Israel y eso nos da otra pauta que veremos más a profundidad en nuestro último programa, sobre cómo debe ser la vestimenta del creyente tomando de ejemplo los mandamientos del Señor. 
 
El otro versículo qué leeremos sobre la vestimenta qué usó nuestro Señor, está en el evangelio de Marcos capítulo Marcos 5:30 que dice: Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?
Es necesario recordar que la Biblia no fue escrita originalmente en nuestro idioma. Ya que, hoy en día, nosotros entendemos por la palabra vestido; A un traje que corresponde a las mujeres, pero en este contexto, como en muchos que usted puede leer en su Biblia, cuando habla de vestidos, se está refiriendo a la vestimenta, es decir a las prendas de vestir que utilizaban tanto los hombres como las mujeres. 
 
Entonces, ahora usted podrá entender el capítulo 22 y versículo 5 de Deuteronomio, que dice: No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace.
En muchos países los hombres utilizan túnicas o vestidos largos que le llegan hasta los pies, pero esa vestimenta es de hombres, así como se vistió Jesucristo. En ningún momento es que los hombres andan vestidos iguales que las mujeres, ya que hay accesorios o detalles en la vestimenta, qué son propios de las mujeres y otros de los hombres. Lo que la Biblia está enseñando es; ¡Qué el hombre es hombre y la mujer es mujer!. El hombre no tiene que vestirse pretendiendo ser una mujer y una mujer no debe de vestirse pretendiendo ser un hombre, ya que, la vestimenta incluye varias cosas como ser: la ropa interior, la camisa, los pantalones, el vestido, el calzado y diferentes prendas qué se pueden utilizar en diferentes lugares. (En toda cultura y país, está marcada la diferencia en la vestimenta que corresponde al hombre y la que corresponde a la mujer).
 
Podemos concluir en este tercer programa, qué aunque existen diferentes tipos de vestimenta en el mundo, los verdaderos creyentes, no debemos afanarnos por la ropa que vestimos y debemos diferenciar entre la vestimenta qué le corresponde a la mujer y la que le corresponde al hombre sin importar el país, la cultura, la moda y las influencias del mundo, ya que, la forma en la que nos vestimos, debe estar sujeta a los mandamientos y a la voluntad del Señor. Le invitamos a buscar en la sección de estudios bíblicos de nuestra página, el cuarto y último programa de esta serie acerca de la vestimenta del creyente. 

LA VESTIMENTA DEL CREYENTE

(PRIMERA PARTE)

LA VESTIMENTA DEL CREYENTE

(SEGUNDA PARTE)

LA VESTIMENTA DEL CREYENTE

(CUARTA PARTE)