Oh, Dios, no a nosotros la Gloria, jamás, que ya somos tuyos, los hijos de paz, Jesús, las tinieblas, las nuestras rasgó, Su Célica Luz, en nosotros brilló.
Oh, Padre, en Tu Amor y en Tu gran Compasión, nos diste en tu Amado Eternal Bendición y Cristo Su Trono en el cielo dejó, buscando a Su oveja que aquí se extravió.
Todo este material es totalmente sin ánimo de lucro y ha sido publicado solo para la edificación del pueblo de Dios. Es por tanto para uso personal (No comercial).