Oh, Señor, procuro en vano, mi conducta reformar, pues ningún poder humano, santidad me puede dar. Es mi vida de pecado, diaria ofensa para Ti, pero mi alma ha confiado, en Tu Sangre carmesí.
En Tu Reino está el contento, nada impuro, allí entrará, sin el nuevo nacimiento, ningún alma lo verá. Mira, pues, mi insuficiencia, muestra en mí Tu gran Poder, manifiesta Tu Clemencia y de nuevo hazme nacer.
Ven, Espíritu Divino, ven y escucha mi oración, ante Ti mi frente inclino, por mi regeneración. De este modo, mi esperanza, no vacila y llego a creer, que la bienaventuranza, en el cielo, he de tener.
Todo este material es totalmente sin ánimo de lucro y ha sido publicado solo para la edificación del pueblo de Dios. Es por tanto para uso personal (No comercial).