Padre, Tu Palabra es mi delicia y mi solaz, guíe siempre aquí mis pies, y a mi pecho traiga paz.
Es Tu Ley, Señor, Faro Celestial, que en perenne resplandor, norte y guía da al mortal.
Sí, obediente, oí Tu Voz, en Tu Gracia fuerza hallé, y con firme pie y veloz, por Tus Sendas caminé.
Es Tu Ley, Señor, Faro Celestial, que en perenne resplandor, norte y guía da al mortal.
Son Tus Dichos, para mí, prendas fieles de salud, dame, pues, que te oiga a Ti, con filial solicitud.
Es Tu Ley, Señor, Faro Celestial, que en perenne resplandor, norte y guía da al mortal.
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