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Dice la Biblia en Proverbios 15:28 El corazón del justo piensa para responder; Más la boca de los impíos derrama malas cosas.
Cuantas veces, hemos perdido amistades o hemos tenido problemas familiares por las palabras que han salido de nuestra boca. Palabras que han ofendido a muchos. Incluso muchas veces no lo hemos hecho con mala intención o con el ánimo de crear algún problema. Pero lamentablemente todos ofendemos muchas veces con nuestras palabras o aunque no ofendamos, respondemos palabras de forma imprudente o inoportunas y decimos cosas, que no se tenía que enterar la otra persona o qué no le edificaron.
Muchas veces quisiéramos regresar el tiempo para corregir nuestro error y no haber respondido de esa forma (En ocasiones duele más, cuándo aquella persona ha muerto o ya no podemos hablar con ella)
Es Inevitable que tengamos en algún momento de la vida, problemas con alguien y más en estos tiempos que las personas andan molestas, estresadas y muy sensibles, cuando andan manejando su vehículo, haciendo fila para entrar a un banco, de compras en algún lugar y no digamos en las redes sociales, donde cada quien dice o responde lo que quiere de forma virtual.
Pero si usted es un creyente, debe saber que hay mucha diferencia entre airarse o molestarse por un momento y guardar algún rencor o resentimiento en nuestro corazón contra alguien. Si de verdad somos creyentes, de nuestra parte no debemos tener enemigos y si es posible, en cuanto dependa de nosotros, debemos estar en paz con todos los hombres, como dice Romanos 12:18
Por eso los creyentes siempre debemos pensar, lo que vamos a responder. Porque todo lo que digamos, tiene un efecto en nuestra vida espiritual y en la de los demás. Debemos de responder sabiamente y solo lo que edifique a otras personas. Ahora bien usted me dirá ¿Cómo logro hacer eso? La biblia dice en los primeros versículos del capítulo 4 de Colosenses, que eso solo lo podemos lograr, cuando estamos todos los días en la presencia del Señor en oración, porque la sabiduría de responder, es algo que da el Señor, para que sea nuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepamos cómo debemos responder a cada uno tal, como dice Colosenses 4:6
Ya sé, que alguien podría decir: Bueno yo nunca comienzo los problemas y siempre procuro estar en paz con los demás, como dice la biblia, pero es que hay personas que siempre lo están buscando a uno y lo hacen caer en la tentación y por eso uno le responde mal. Sí bien es cierto, que todos fallamos, esto no debe de ser una excusa.
Debemos dejar que sea el Señor que nos dirija y por eso Él mismo nos dice, en Proverbios 26:4-5; Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, para que no seas tú también como él. Responde al necio como merece su necedad, Para que no se estime sabio en su propia opinión.
Debemos ser obedientes a la escritura y siempre pensar lo que vamos a responder. Muchas veces, respondemos de forma inapropiada, porque nuestra lengua se mueve más rápido que nuestros oídos. Por eso dice Proverbios 18:13, Al que responde palabra antes de oír, le es fatuidad y oprobio.
¡Debemos escuchar! La mayoría de los problemas que suceden en el mundo, es porque casi todos quieren hablar y nadie quiere escuchar. Si usted no escucha lo que le dicen, no va a poder pensar lo que va a responder. La mayoría de los malos entendidos, suceden porque no dedicamos el tiempo necesario para escuchar (No ha terminado de hablar la otra persona y ya estamos respondiendo, como que si se tratara de una carrera de lenguas)
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Como dice Santiago 1:19-20
Seamos hacedores de la palabra y escuchemos atentamente a las personas, para que podamos responder sabiamente, como verdaderos creyentes y así podamos mostrar el amor de Cristo.
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