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El futuro es incierto. Esa es una frase que todos hemos escuchado más de alguna vez. Pero aunque el futuro sea incierto, desde que estamos niños, vivimos planeando, pensando e imaginándonos que nos deparará el futuro.
A medida que vamos creciendo: para algunos el futuro se les vuelve algo muy oscuro, pero para otros es una puerta hacia el éxito.
De hecho muchas personas, nunca pueden disfrutar el presente, porque siempre están pensando en el futuro (Que por cierto el futuro puede ser en un mes, en un año, el día de mañana o en unos minutos después de este momento)
Puede que usted esté planificando una boda, un viaje, un negocio, un cumpleaños, comprar una casa o un carro o simplemente, está planificando que le dirá a ese ser querido la próxima vez que lo vea.
Pero, la pregunta es ¿Cómo debe planificar su futuro un creyente? Y aunque parezca algo difícil de creer; La mayoría de las personas que dice ser creyente, solo piensa en el futuro terrenal. Nadie piensa en el futuro porvenir, cuando Cristo regrese por su iglesia y estemos en la gloria de Dios que enjugará toda lágrima de nuestros ojos, donde ya no habrá muerte, ni más llanto, ni dolor. Y con esto no queremos decir que planificar nuestro futuro en la tierra sea malo.
De hecho la biblia nos enseña en el libro de Proverbios 6:6-8; Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio; La cual no teniendo capitán, Ni gobernador, ni señor, Prepara en el verano su comida, Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.
¡Planificar es algo muy bueno! El problema es que la mayoría de las personas no consideran a Dios en sus planes, ya sean grandes o pequeños. Y cuando decimos que no consideran a Dios en sus planes, no es que estas personas, no dicen la frase: “Si Dios lo permite”
Si no que su corazón, ya se ha apoderado de esos planes y creen que solo es cuestión de tiempo para que ocurran, porque creemos que viviremos todo el tiempo que nuestra fortaleza nos permita, pero se nos olvida que nuestra vida puede terminar en cualquier momento por eso la Biblia dice en Proverbios 27:1, No te jactes del día de mañana; Porque no sabes qué dará de sí el día.
La biblia no está hablando de años, no está hablando de meses. Está hablando del día de mañana, porque solo contamos con el día de hoy.
Cuando realmente ponemos a Dios en nuestros planes, somos conscientes de que Dios es soberano y sometemos a su voluntad nuestros planes. (Si estos se llegan a realizar o nunca se cumplen, siempre le damos gracias al Señor porque aceptamos su voluntad).
Santiago 4 versículos del 13 al 16, dice: ¡Vamos ahora!, los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.
Ningún ser humano sabe lo que le depara el futuro, por más que lo planifique, por más que crea que lo tiene todo bajo control. Debe planificar, pero dejar que baste a cada día su propio afán, para que no sea una persona soberbia o jactanciosa, porque vuestra vida ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala;
¿Dónde está la jactancia? En nuestro corazón. Nuestros labios pueden decir que nuestros planes son “Si el señor quiere” pero el Señor conoce nuestros corazones y sabe si nuestros planes son para la gloria de Dios o si simplemente son planes terrenales para nuestro propio provecho.
Así que le invito: A que todo lo que haga o planifique, lo deje en las manos del Señor, sea que se cumplan o no porque: Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; Más el consejo de Jehová permanecerá. Proverbios 19:21
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