Recuerdo con gozo el momento, cuando me llamaste, Señor, me hablaste con íntimo acento: Yo quiero que cantes, Mi Amor.
Desde hoy te consagro mi vida, la puedes usar, mi Señor, y el vivir o morir cantando, para mí no habrá dicha mejor.
Mi vida sin Ti fue miseria, pecado, tristeza y dolor, sin Ti, yo perdido viviera, por Gracia me diste Perdón.
Desde hoy te consagro mi vida, la puedes usar, mi Señor, y el vivir o morir cantando, para mí, no habrá dicha mejor.
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