Suenen dulces himnos, gratos al Señor, y óiganse en concierto universal, desde el alto cielo baja el Salvador, para beneficio del mortal.
Gloria, Gloria, sea a nuestro Dios, Gloria, si cantemos a una voz y el cantar de Gloria que se oyó en Belén, sea nuestro cántico también.
Montes y collados, fluyan leche y miel y abundancia, esparzan mi solaz, gócense los pueblos, gócese, Israel, que a la tierra viene ya la Paz.
Gloria, Gloria, sea a nuestro Dios, Gloria, si cantemos a una voz y el cantar de Gloria que se oyó en Belén, sea nuestro cántico también.
Salte de alegría, lleno el corazón, la abatida y pobre humanidad, Dios se compadece viendo su aflicción y le muestra Buena Voluntad.
Gloria, Gloria, sea a nuestro Dios, Gloria, si cantemos a una voz y el cantar de Gloria que se oyó en Belén, sea nuestro cántico también.