UN NUEVO TRABAJO
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Vamos a abrir nuestras biblias en el evangelio de Juan, capítulo 6, versículo 27, que dice: Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre. Juan 6:27
Dice el Señor que tenemos que trabajar, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece. Este es otro de los mandamientos del Señor para su Iglesia. Hay muchas personas que leen o escuchan la Biblia y piensan que lo que está escrito ahí, son solo sugerencias u opciones que tenemos para tomar en nuestras vidas, pero los mandamientos del Señor, no son opcionales para los creyentes, sino que son órdenes qué el Señor nos da, para que nosotros las pongamos por obra.
Al leer este versículo, estoy seguro de que algunas personas, automáticamente, ya tienen en su cabeza un montón de pensamientos o tienen la respuesta, excusa u objeción, del porque es imposible trabajar solamente por la comida que no perece. Así que para ayudarles con esos pensamientos, les invito a que leamos la segunda carta de Tesalonicenses, en el capítulo 3, versículos del 10 al 12, que dice: Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan.
Ese seguramente es uno de los pensamientos o versículos, que algunos ya tenían en mente y es que la mayoría de personas dirá que es imposible, no trabajar por la comida que perece, ya que, todos necesitamos nuestros alimentos, vestimenta, salud y otras necesidades que tenemos y claro que la Biblia dice: que si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. También nos dice que hay que ser diligente en lo que hacemos y no debemos de ser perezosos. El mensaje para un creyente jamás va a ser que sea un haragán. Todos tenemos que trabajar de alguna manera, no necesariamente tiene que ser en un trabajo formal, podría ser un emprendimiento, un negocio o incluso muchos trabajan desde la casa o en su casa. Así que todos debemos y necesitamos trabajar para generar ingresos y tener dinero, para poder llevar alimento a la casa, para vestirnos, para poder ayudar a otras personas, para pagar la educación de nuestros hijos, para los gastos en salud, que por cierto, últimamente casi todo el dinero que reciben del trabajo, las personas lo terminan invirtiendo en medicinas o en cosas relacionadas con la salud física.
Entonces, al leer versículo que dice; Trabajad, no por la comida que perece, muchos podrían decir que en este pasaje de la biblia tiene algún problema o algún error o que quizás ellos están haciendo algo incorrecto. Porque a la verdad todos están trabajando por una comida que perece de cierta forma. Pero vamos a entender por qué el Señor dijo trabajar, no por la comida que perece.
Para eso tenemos que volver al mismo capítulo 6 del evangelio Juan, pero vamos a leer desde el versículo 22 en adelante que dice: El día siguiente, la gente que estaba al otro lado del mar vio que no había habido allí más que una sola barca, y que Jesús no había entrado en ella con sus discípulos, sino que estos se habían ido solos. Pero otras barcas habían arribado de Tiberias junto al lugar donde habían comido el pan después de haber dado gracias el Señor. Cuando vio, pues, la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, entraron en las barcas y fueron a Capernaum, buscando a Jesús. Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿Cuándo llegaste acá? Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.
En los versículos anteriores a estos que leímos, el Señor había hecho la multiplicación de los panes y si se fijan bien estas personas, andaban buscando a Jesús, al igual que la mayoría de personas que dicen, yo busco a Jesús en la Biblia, yo lo busco en la congregación, en el canto, yo lo ando buscando por todos lados. Pero la pregunta para usted sería: ¿Por qué, anda buscando al Señor? ¿Cuál es el motivo por el cual le busca? Por eso el Señor les dijo a estas personas en particular que le andaban buscando: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.
Las personas normalmente buscan a Dios solamente cuando tienen una emergencia o una necesidad o por algún provecho terrenal que casi siempre es material y temporal y por eso el Señor dice trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre. El Señor conoce nuestra condición y descubre siempre lo que hay en nuestro corazón y sabe cuál es el verdadero motivo por el cual nosotros le buscamos o le rechazamos. ¡A Dios nadie lo puede engañar!
Luego dice en los versículos 28 y 29: Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que Él ha enviado.
Seguramente en algún momento de su vida, usted también se ha hecho la misma pregunta y es que a veces las personas quisieran una respuesta diferente a la que dio Jesús a estas personas, ya que prefieren que se les den consejos, tips o pautas de las cosas que deben de hacer para ser cristianos, pero el cristianismo tiene su fundamento en la fe en nuestro Señor Jesucristo y esta fe no está basada en las cosas que vemos, sino en las que no vemos. La obra de Dios, es que creamos en el que Él ha enviado, o sea en Cristo, quien es nuestro redentor. Usted puede decir, bueno yo creo en Cristo, pero si sus hechos no muestran coherencia con lo que cree, su creencia o fe es falsa o fingida. Por ejemplo, si una persona escucha que un jugo de cebolla cura a las personas del cáncer, si esa persona se toma el jugo, significa que lo creyó. Si no se lo tomó, significa que dudo o no le creyó. Por eso la fe, sin obras, está muerta. La fe actúa por el resultado o por el fruto que da eso que usted profesa creer.
Luego dice en el versículo 30 dice: Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces? Estas personas que le pedían señal para ver y creer, eran las mismas personas que andaban buscando a Jesús por todos lados y se hacían los sorprendidos cuando lo encontraron porque le dijeron: ¿Cuándo llegaste acá? Esto confirma lo que dice la Biblia, de que la fe y el amor se puede fingir y usted debe de tener mucho cuidado y debe de examinar su corazón, si su fe no es fingida o si su amor no solo es una apariencia, recuerde que el Señor conoce nuestras verdaderas intenciones, lo que está muy adentro de nosotros y ese era el caso de estas personas, que por afuera se presentaban como personas que querían estar con el Señor, al igual que algunas personas que dicen llamarse cristianas, pero cuando un hermano tiene alguna necesidad, solo le dicen que van a orar por él, aun cuando tienen las cosas necesarias para ayudar a ese hermano.
Luego en el versículo 31 dice: Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer. Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto, os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, más mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.
En ese momento, los que decían ser creyentes ya habían cambiado el tono en la conversación después que el Señor los había confrontado, estaban molestos porque ellos fueron a buscar un delicioso pan terrenal y Cristo les había ofrecido un pan de vida y una agua viva. El problema no era buscar el pan terrenal, el problema es rechazar el pan celestial, el problema no es que usted trabaje por la comida que perece, el problema es que no quiera trabajar por la comida que a vida eterna permanece, o sea por Cristo que es el pan de vida y el que a Él viene, nunca tendrá hambre; y el que en Él cree, no tendrá sed jamás.
Dice en el versículo 36: Más os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis. O sea que no eran creyentes por más que llegaron fingiendo o por más que andaban buscando al Señor, ya que su único interés era la comida que perecía. Trabajaban solo por las cosas materiales y no les interesaba lo eterno, como cuando Marta estaba trabajando en muchos quehaceres, tanto así que se le acercó al Señor para que le dijera a su hermana que le ayudara con su trabajo, pero el Señor le dijo Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas, pero sola una cosa es necesaria y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada. El problema no era el trabajo de Marta, sino el afán y la turbación que esto le había provocado, a tal punto que ni siquiera se había percatado que el verdadero Pan de vida eterna estaba en su casa.
Ahora es importante que recordemos que la Biblia no fue escrita originalmente en nuestro idioma, por ende cuando usted lee el término trabajar, no está hablando necesariamente de un empleo, sino de una ocupación. Debemos ocuparnos en el pan verdadero, en la comida eterna, sin importar el lugar en donde estemos trabajando, ya que, todos tenemos una forma diferente de trabajar en esta tierra. Incluso millones de personas en el mundo en la actualidad no tienen un trabajo por diferentes razones, pero aun así, si son creyentes, deben de ocuparse o trabajar por la comida que a vida eterna permanece.
Lamentablemente, las personas están cometiendo, los mismos pecados que Israel en el Antiguo Testamento, en donde se preocupaban solo por ellos mismos y no se ocupaban en las cosas del Señor, como lo podemos leer en el libro de Hageo en el capítulo 1, desde el versículo 2 al 11 que dice: Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada. Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: ¿Es para vosotros, tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta? Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová. Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué?, dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa. Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos. Y llamé la sequía sobre esta tierra, y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre todo lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo trabajo de manos.
No sé si lo habrá notado pero estos versículos se parecen a los que leemos en el libro de Santiago en el capítulo 4. En donde Dios nos confronta porque somos unas personas muy egoístas, codiciosas y avaras que solo buscamos nuestro propio beneficio y nuestra prioridad es mantener nuestra vida terrenal la mayor cantidad de años que nos sea posible. Buscamos un trabajo en el cual podamos obtener dinero para gastarlo en nuestros placeres, deseos, anhelos y planes terrenales, sin importarnos la vida eterna y mucho menos el amor al prójimo.
Las personas se han engordado como las vacas de Basán, mientras que la obra de Dios que es la vida eterna está abandonada y por ende siembran y recogen poco, comen y no se sacian, beben y no se satisfacen, se visten y no se calientan, nunca les ajusta el dinero porque no están contentos con lo que tienen, buscan mucho, y hallan poco; en otras palabras: Trabajan, trabajan y trabajan para ganarse el mundo, pero esto no les será de ningún provecho si al final pierden su alma.
Pueda que usted me diga, yo trabajo para ayudar a mi familia y cubrir mis necesidades y la de mis seres queridos y eso es muy bueno, porque usted está amando a los que la aman, pero trabajar por la comida que no perece va más allá de su beneficio y el de sus seres queridos.
Y para esto me gustaría que fuéramos al evangelio de Lucas, en el capítulo 12, desde el versículo 13 en adelante, que dice: Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. Más él le dijo: Hombre, ¿Quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?
Esta persona quería el dinero y alguien puede decir, bueno, pero yo no le veo nada malo, porque él solo estaba reclamando su derecho, pero miren lo que le dijo el Señor en el versículo 15: Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. Es decir, que detrás de esa expresión; “dile a mi hermano que parta conmigo la herencia”, lo que había era avaricia y usted sabe que los avaros no heredarán el reino de los cielos. La avaricia es el afán o deseo desordenado de poseer riquezas, bienes, posesiones u objetos con la intención de atesorarlos para uno mismo, mucho más allá de las cantidades que realmente necesitamos. Por eso la biblia dice en Hebreos 13:5, Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré;
Luego leemos en el versículo 16, siempre en el evangelio de Lucas, en el capítulo 12: También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.
Y es que a la verdad esto es lo que todas las personas sueñan; trabajar por la comida que perece para luego reposar, comer, beber, regocijarse sin tener problemas de dinero, ni de salud. Pero ese no es el propósito de la vida en el Señor, y por eso le dice; Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿De quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.
El problema no es que usted tenga un trabajo, la biblia dice que el que no trabaje, que no coma, el problema es que las personas solo trabajan para hacer tesoros para sí mismos y cuando la Biblia dice tesoros no se refiere necesariamente a grandes fortunas, si no a aquellas cosas pequeñas o grandes de las cuales usted se adueña y apropia hasta llevarlas al punto de convertirlas en su ídolo. Se convierten en personas necias porque solo piensan en las cosas terrenales y temporales y no son ricos para con Dios, porque se les olvida que algún día todos estaremos ante el trono celestial.
Luego dice en los versículos 22 y 23: Dijo luego a sus discípulos: Por tanto, os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido.
Todos debemos de trabajar en algo para nuestros alimentos y vestimenta, pero no debemos de olvidar que la vida en Dios es más que eso y por eso nos dice que no debemos de afanarnos. La mayoría de las personas pasan estresadas, frustradas, preocupadas y peleando con otras personas con tal de no perder su trabajo y nos les importa porque el mundo enseña que el fin justifica los medios, o sea, Llévate por delante a quien te tengas que llevar, con tal de lograr tu objetivo y obtener el dinero que te genera ese trabajo para comprar no solamente la comida y el vestido, sino que las cosas y placeres de este mundo que tanto desean. Lógicamente, usted no le puede pedir al mundo que cambie eso, pero el mandamiento del Señor es para aquellos que son creyentes y si usted dice llamarse cristiano, no puede vivir como vive el mundo, afanado y turbado porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee, no importa si es una casa, un carro, vestidos, viajes o cualquier otro logro terrenal que usted consiga sin importarle el reino venidero.
Luego podemos leer desde los versículos 27 al 31; Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo? Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿Por qué os afanáis por lo demás? Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; más os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿Cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Más buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.
¡Lo ve! El orden de prioridades entre satanás y Dios son opuestos. satanás quiere que usted trabaje para usted mismo, sin importar lo que le cueste. hay personas que por su obsesión de trabajar pierden a su familia, su tiempo, su salud y por supuesto su alma. Mientras que Dios nos dice que trabajemos por la comida que no perece, que busquemos primero las cosas que son de su reino para que luego nuestras necesidades de sustento y abrigo sean suplidas en medio de cualquier trabajo que desempeñemos en esta tierra sin la necesidad de estar en ansiosa inquietud como el resto de personas que no conocen a Dios.
Dice la Biblia en Isaías 55, versículos 1 y 2; A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.
Cristo es el agua viva y la comida que no perece. Él nos sigue llamando para que no gastemos nuestro dinero y nuestro trabajo en lo que no nos satisface. Como dice el Salmo 127, versículos 1 y 2: Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia. Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, Y que comáis pan de dolores; Pues que a su amado dará Dios el sueño.
En otras palabras, usted puede hacer todo lo que quiera en su vida, puede trabajar en cualquier proyecto con el que ha sonado, pero si su vida no está entregada a Dios, esos planes no tendrán ningún valor en la eternidad. Usted puede tener cualquier trabajo, pero si no es Dios quien lo guarda y sostiene, usted está caminando sobre brasas muy calientes. Pero aún hay esperanza, aún podemos trabajar por la comida que no perece, sabiendo que Dios tiene el control de todo. No necesitamos ofender a ningún compañero de trabajo, ni debemos devolver mal por mal, ni afanarnos por nuestras labores diarias. De hecho hay personas que por diferentes situaciones en estos momentos no tienen ningún trabajo, pero aun en medio de esa situación pueden trabajar por la comida que no perece, ya que la mies es mucha y los obreros son pocos. Una de las tantas formas en las que podemos trabajar por la comida que no perece, la encontramos en el libro de Hechos, en el capítulo 20, versículos del 32 al 35, que dice; Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados. Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido. En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.
El creyente comienza a trabajar por la comida que no perece, cuando deja de hacer para sí tesoros terrenales y cuándo empieza a pensar en los demás (Esto implica más allá de sus familiares o sus seres queridos) Ya el motivo por el cual usted trabaja, no es el mismo, porque ha puesto la mirada en las cosas de arriba, no en las de la tierra que son temporales. Debemos de Trabajar en esta tierra por todo lo que es bueno y agrada al Señor, como dice Efesios 4:28, El que hurtaba, no hurte más, si no trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.
Por último leemos en el libro de Colosenses, capítulo 3, versículo 22, que dice: Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios.
Las personas cuando trabajan por la comida que perece casi siempre quieren agradar a otras personas, no importa si usted trabaja en un taller o de vigilante o si es un gran ejecutivo, no trabaje por apariencia, ni por avaricia, ni por codicia, ni por querer agradar a otras personas. Si no que trabaje con un corazón sincero temiendo a Dios, aunque las cosas no le salgan de la mejor manera, Dios le recompensará en su gloria venidera. Todo lo que haga, debe de hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibirá la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servimos, como dicen los versículos 23 y 24 del capítulo 3 de colosenses.
¡Vamos a orar!
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