UNIDOS POR CRISTO
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Vamos a abrir nuestras biblias en el libro de Efesios en el capítulo 4, versículos 3 y 4 que dice: Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;
El contexto de estos versículos, lo podemos encontrar en el libro de Efesios, en el capítulo 4:1 qué dice: Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados. Esto debe ser un buen recordatorio para nosotros los creyentes, ya que, debemos de andar de una forma digna de la vocación con la que fuimos llamados por nuestro Señor. No puede una persona venir y decir que él se comporta de una manera diferente al resto de los cristianos. ¡Claro que no! El Señor ha trazado un camino para los creyentes, y ese camino es Cristo. No hay otras maneras de llegar a Dios, si no es por medio de Cristo.
Otra forma digna en la que debemos de andar los creyentes, es con humildad y mansedumbre y esa es una regla general para todos nosotros. Tampoco alguien puede decir que es creyente, pero que no practica la paciencia o que no quiere aprender a soportar a los de los demás o que él simplemente ama a Dios, pero que no puede amar a su prójimo.
Es cierto que no somos unos robots y que no todos tenemos las mismas batallas, no todos tenemos los mismos dones del Espíritu Santo, pero eso no debe impedir que todos tengamos el mismo fin en común, ya que, todos hemos sido bautizados con un mismo espíritu y entonces dicen los versículos 3 y 4: Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación.
Cuando estábamos en la escuela nos enseñaban en la clase de matemáticas, como encontrar el factor común, pues de la misma forma podríamos hacer el día de hoy, con estos versículos que acabamos de leer y si usted los vuelve a leer a detalle, verá que el factor común que hay en ellos es la unidad de la congregación en un cuerpo, un Espíritu y en una misma esperanza.
Por esa razón es que la iglesia, no se trata de que cada quien, tome su propio camino o su forma de ver las cosas, o que pueda armar el cuerpo (Que es la iglesia del Señor) de la manera de que a cada uno le convenga. La iglesia está llamada a la unidad, aunque parece que hoy en día es algo muy difícil de lograr, porque los que dicen llamarse creyentes se comportan como aquellos discípulos, cuando aún no habían recibido el Espíritu Santo y le dijeron al Señor que, si quería que descendiera fuego del cielo para que los consumiera a todos, pero le recuerdo que el Señor no vino a perder, sino a salvar las almas perdidas y no quiere que ninguno perezca.
En la mayoría de las congregaciones, existen más pleitos, divisiones y contiendas, que alabanza al Señor, porque justamente estamos haciendo todo lo contrario a lo que Cristo ha establecido y no andamos en unidad, ni el vínculo de la paz, ni somos un cuerpo, ni un espíritu. El Señor estableció una sola iglesia y quiere que esa iglesia se comporte de una forma digna. No se nos debe de olvidar que Cristo es la cabeza y nosotros su cuerpo. Y el cuerpo debe de andar como ordena la cabeza. No debemos andar como dicen las manos o como dice la boca o como dice el líder terrenal, sino como dice nuestro padre celestial. Y es increíble que hasta los grupos que hay en el mundo tienen mayor unidad que aquella que dice llamarse iglesia del Señor. No importa si son grupos de música, de deportes, de filosofía, de arte o hasta de alcohólicos que llegan a establecer una hermandad terrenal entre ellos, inclusive más grande que los que se congregan en cualquier lugar.
Así que vamos a ver qué nos enseña la escritura acerca de la unidad que debemos de tener en la iglesia del señor y para eso vamos a ir al evangelio de Juan en el capítulo 17, versículos del 20 al 23 qué dice: Más no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.
En estos versículos, el Señor estaba haciendo la oración por sus Apóstoles y discípulos que estaban físicamente con Él, pero a partir del versículo 20, comienza a hablar por aquellos que también iban a creer en él (Ya sean israelitas o gentiles) y por eso decía: Más no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos. Y aquí si quiero hacer una pausa, por qué es importante que usted recuerde que nosotros hemos creído por la palabra que predicaron y enseñaron aquellos discípulos. Los discípulos recibieron ese mandato del Señor y obedecieron su palabra y fueron ellos los que empezaron a predicar el evangelio, para que a su vez los nuevos creyentes predicaran el evangelio a otras personas, y eso ha sido siempre la gran comisión en la iglesia del Señor. Menciono esto porque pareciera que hoy en día, las personas solo vienen a sentarse a escuchar un mensaje y creen que el evangelio solo se trata de ellos, pero no debe de ser así. Cuando usted recibe las buenas nuevas de gracia, usted debe de compartir ese tesoro con otras personas en el lugar en donde usted viva o trabaja. No es correcto que usted escuche las buenas nuevas de salvación y no ayude a difundir ese mensaje. Es cierto que cuando uno predica el evangelio, algunas personas lo van a recibir de buena manera, mientras que otros se van a sentir incómodos o molestos, pero recuerde que esto es una batalla espiritual y no se trata de convencer a las personas con teoría o con alguna doctrina humana, sino que se trata de la salvación de las almas.
Pero lamentablemente pareciera que algunas personas están felices de la forma en que viven su cristianismo, porque están cómodos y se preocupan solo por congregarse, orar y leer la biblia, pero no están siendo instrumentos para la obra del Señor, en otras palabras, no son siervos del Señor. El cristianismo no se trata, ni de usted ni de mí, si no del bien común y vemos que, en el nuevo testamento, la mayoría de los creyentes hasta perdieron su vida por servir al Señor y vivían teniendo todas las cosas en común con los hermanos y por eso el Señor rogaba por ellos, porque sabía que iban a pasar tribulaciones pruebas y luchas.
Nosotros de igual forma, somos mensajeros del Señor y tenemos que predicar las buenas nuevas, para que crean el mensaje de salvación. Lo importante no es el mensajero, sino el mensaje. Nosotros solo somos como el cartero que lleva la carta y la entrega, ya el resultado depende del Señor. Hay personas que van a creer a lo que dice la carta y hay otras personas que simplemente no van a creer. Cuando una persona realmente cree, atesora esa palabra en su corazón y la pone por obra. Creer es la parte fundamental del evangelio y para eso se necesita fe. Algunos quieren que Cristo venga a su vida como su Salvador, pero no lo quieren aceptar como su Señor. Cuando usted recibe a Cristo, también debe de recibir su mensaje. Imagínese que usted recibe una carta, que ese día habrá un terremoto en lugar donde usted vive. Si usted creyó a la carta va a huir de ese lugar (Eso lo convierte en un creyente y hacedor de la palabra) pero si usted no la creyó, no se va a mover de ese lugar y hasta se va a burlar de esa carta. Pues esa historia es exactamente lo que le pasó con Lot y sus yernos, cuando recibieron el mensaje de que Sodoma y Gomorra iban a ser destruidas. Así que, si el día de hoy usted está escuchando el evangelio, tiene que creerlo por fe, tiene que creer que de verdad necesita arrepentirse y dejar de hacer las cosas que le desagradan a Dios.
Por eso el Señor decía: Más no ruego solamente por estos sino por los que han de creer en mi palabra, por medio de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. Si usted se fija bien en esos versículos, verá que también el factor común en ellos es la unidad, y el Señor pedía en oración al Padre que fuéramos uno y si usted lee el libro de los hechos, verá que los creyentes de verdad tuvieron todas las cosas en común porque tenían unidad con todos los hermanos… Pero pareciera que algo sucedió en la iglesia después de eso, porque lo que hoy reina son los pleitos, las divisiones, las inconformidades, las quejas y las murmuraciones.
Pero déjenme decirles que la verdadera iglesia del Señor, aún persevera en la unidad, quizás usted no lo nota, porque la anda buscando en redes sociales o en grandes edificios. Tal como lo leemos en las cartas de Pablo, de Pedro, de Santiago, de Judas o de Juan: siempre existirán divisiones y problemas, pero justamente ahí es donde la iglesia debe estar unida en la verdad para que puedan descubrir a los que andan en la mentira o en el error, como lo podemos leer en la primera carta de Corintios capítulo 11 versículos 18 y 19, que dice: Pues, en primer lugar, cuando os reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones; y en parte lo creo. Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados.
Hay personas que, al leer estos versículos, se pueden excusar diciendo que no hay iglesia perfecta y que los pleitos qué ellos tienen, son normales. Pero lo que está diciendo estos versículos es que cuando haya divisiones, la verdadera iglesia debe estar unida en una misma mente, para cuando se manifieste la oscuridad y el diablo quiera entrar en la iglesia, los que son de la luz, deben de estar unánimes con sus lámparas encendidas para que se manifieste los que son aprobados, es decir los que verdaderamente son creyentes.
También en la misma carta de Corintios, en el capítulo 1, versículos del 10 al 13 dice: Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?
La biblia es clara cuando dice que debemos de hablar todos una misma cosa y que debe de existir una verdadera unidad para tener todas las cosas en común y esto debe de ser algo natural en entre los hermanos. Esto no es negociable en la iglesia del Señor, si las cosas no son buenas hay que señalarlas, si hay algo que nos edifica, todos tenemos que seguirlo. La iglesia no se trata de que cada quien haga lo que bien le parezca, para eso ya están el resto de religiones, en donde los líderes son los que deciden qué cosas se van a hacer y cómo se van a hacer, sin importar si están contradiciendo lo que dice la escritura. Pero para la verdadera iglesia, el Espíritu Santo y la escritura son las únicas que nos enseñan la voluntad del Señor, porque toda la escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. Como dice la segunda carta de Timoteo, en el capítulo 3, versículos 16 y 17
Ahora bien, una escritura o guía, no tiene vida en sí mismo, solo por el hecho de leerla. La mayoría de las religiones leen la biblia a diario y no sucede nada extraordinario, más que adquirir nuevos conocimientos teóricos o teológicos. Hay personas que usted les pregunta el motivo del por qué leen la biblia y le responderán, que la leen porque hay que leerla o porque alguien les dijo que la leyera, pero la palabra de Dios es viva y eficaz cuando usted deposita su confianza y entrega su vida Cristo, para que por medio de su espíritu la escritura sea verdaderamente nuestro alimento espiritual, nuestro entendimiento, nuestra luz, porque cuando estamos en la luz podemos ver cuando hay oscuridad y divisiones en la congregación y por eso todos debemos de tener una misma mente y un mismo parecer.
En este caso en particular, la iglesia de Corintios era un desastre en muchas cosas, porque tenían contiendas, pleitos, fornicaciones, jactancia, adulterios y muchos otros desórdenes, tanto así que habían caído en idolatría diciendo que algunos que se identificaban con Pablo, otros con Pedro y otros con Apolos, pero Pablo les reprendía diciendo que él a nadie había bautizado en su nombre, porque él no había muerto por los pecados de nadie, sino que era Cristo era el único digno de alabanza y que ellos simplemente eran servidores del Señor. Lamentablemente esto sigue sucediendo al día de hoy en la mayoría de las congregaciones y es un motivo más para dividirse, porque a muchos les gusta solo venir a sentarse a escuchar un mensaje y luego volver famoso al predicador, pero no les interesa tener comunión con los hermanos y pareciera que la congregación es un club social y no la iglesia del dios viviente.
Pero los verdaderos creyentes están dispuestos a negarse a sí mismo. Pablo se negó a sí mismo, a él le hubiera sido fácil aceptar que lo alabaran las personas que vivían en Corinto, pero él mismo reconoció que era un humano pecador salvado por la gracia del Señor y que solo a Él debía servirle. Por eso animaba y exhortaba a todos tuvieran una misma mente y un mismo Espíritu, porque no hay otro nombre dado a los hombres en el que puedan ser salvos. No se engañe, no hay otro abogado para casos difíciles, solamente Cristo es el único abogado que es aceptado para con el Padre.
Recuerde que satanás lo puede engañar fácilmente, inclusive con la misma Biblia. Ya que la. Mayoría de personas no conoce toda la escritura del Señor y solo lee ciertos libros o ciertos versículos y si no conocemos toda la carta de amor que nos ha dado el Señor, podemos ser presa fácil de cualquier religión o doctrina humana liderada por satanás. ¿O acaso alguna vez usted recibió alguna carta y solo leyó las primeras palabras?, ¿verdad que no?, o no me diga que inició leyéndola desde la mitad sin conocer el inicio, ¡Claro que no!, normalmente las cartas que nos enviaban nuestros padres, las leíamos del principio hasta el final e incluso muchas veces la leíamos varias veces para estar seguro de que era lo que estábamos leyendo. Pues de igual forma le aviso que la biblia es una carta que ha escrito Dios para que la podamos leer toda para conocer su voluntad. Cuando las personas solo leen ciertos versículos, vienen las diferencias, las malas interpretaciones, las divisiones, peleas y hasta herejías
Y si usted Lee en la segunda carta de Tesalonicenses capítulo 3 versículos del 14 al 16 dice: Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ese señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. Más no lo tengáis por enemigo, si no amonestadle como a hermano. Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera. El Señor sea con todos vosotros.
Y aquí está hablando de otro punto muy importante en el cual debemos tener unidad en la iglesia: La disciplina. La disciplina que ha establecido el Señor, no la debe hacer el predicador, el pastor o el líder, ¡No!, esto se trata de unidad donde todos debemos tener un mismo parecer y un mismo sentir, por eso dice que sí alguien no obedece a estos mandamientos establecidos por el Señor; Que toda la iglesia pueda mostrarle su error. El mandamiento del Señor nos manda a que exhortemos primero al hermano a solas, luego traigamos a uno dos testigos y luego si aún no se arrepiente que lo digamos a la iglesia, ya que la decisión final no la toma una persona en particular, sino toda la congregación en unidad. La exhortación nunca debe de ser para destruir, siempre debe de ser en amor, para que esa persona se arrepienta. cuando usted exhorta una persona, su propósito debe ser que esa persona reconcilie, para que pueda ver el error o su pecado. Es lógico que la mayoría de personas se molestan, cuando alguien les exhorta, pero cuando un verdadero creyente es exhortado, agradece porque sabe que es el Señor, el que ha puesto la iglesia en unidad para que ninguno se pierda por el engaño del pecado.
En la iglesia, una persona no puede hacer lo que ella quiera. Normalmente los pleitos y las divisiones vienen cuando no hay unidad. Un ejemplo de eso era la iglesia de Corinto que había tanta división y tantos pleitos, que Pablo dedicó varios capítulos y versículos para ahondar en este tema, para que toda la iglesia pudiese llegar a la unidad del cuerpo de Cristo, porque es imposible que las manos, no se lleve con el pies o que las rodillas no se lleve con los ojos, si se supone que pertenecen al mismo cuerpo y esto lo mencionó en la primera carta de Corintios en el capítulo 12 versículo 12 en adelante que dice: Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿Por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿Dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿Dónde estaría el olfato? Más ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿Dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a estos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro. Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. De manera que, si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.
Imagínese que de repente usted mira a un hermano que viene a la congregación y no le mira que trae sus dos brazos y usted le pregunta, qué le pasó y él le responde: Ah, es que hoy no quise traer los brazos, porque se pelearon con las rodillas, así que los dejé en casa. Eso simplemente no es posible, así que no se engañe, la iglesia no es un robot porque, así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo siendo muchos son un solo cuerpo y nuestro cuerpo es algo tan infinito y difícil de llegar a conocerlo completamente, pero todas las partes y todos los miembros de nuestro cuerpo son útiles y necesarios y todos han sido colocados ahí por un propósito según el Señor lo ha designado. Somos un solo cuerpo porque también todos fuimos bautizados en un solo espíritu. Uno es el fruto del espíritu que esté produce amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.
Ese Espíritu Santo, es el que nos llama a la unidad. Es imposible que algunos hermanos digan que quieren orar y otros digan que prefieren ir a una discoteca. Si usted de verdad tiene el Espíritu Santo va a andar en la luz y no en la oscuridad porque a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.
Por más que usted quiera esconder su mano en la bolsa del pantalón todo el tiempo, eso no hará que ella ya no pertenezca a su cuerpo y si su estómago tiene hambre, seguramente sus ojos, van a buscar la comida, para que sus manos y sus brazos la puedan llevar a la boca qué se abrirá para que la comida entre y así todo el cuerpo se vea beneficiado.
Lamentablemente las personas quieren comportarse de forma egoísta en la congregación y solo piensan en ellos mismos y la iglesia parece como una empresa o un negocio terrenal en donde todos quieren ser la boca, quieren ser predicadores o los líderes para atraer a multitudes y cómo andan de forma egoísta rápidamente vienen los problemas y divisiones porque ese poder terrenal se centra en una o en algunas personas, sin importarles el resto de hermanos y casi que los tratan como miembros inútiles o que solo son útiles para sacarle el dinero de las ofrendas o en algunos lugares los diezmos.
Pero la biblia dice que todos tenemos diferentes y que todos somos útiles para la obra del Señor. Si yo soy la boca y estoy predicando, no soy más importante que usted si es oído, porque el que escucha no debe de ser un oidor olvidadizo sino un hacedor de la palabra, lo mismo que el que habla, para que podamos edificarnos los unos a los otros. Algunos no hacen nada por la congregación toda la semana, porque creen que todo le toca a los que dirigen, mientras ellos viven su vida de forma normal, hasta el fin de semana que se sientan de nuevo en la banca de la congregación a escuchar otro mensaje y no les interesa nada lo que les pasó a los hermanos durante la semana, pero la biblia nos enseña que todos los miembros del cuerpo son importantes en la iglesia y hablo en la iglesia verdadera. Yo sé que en el mundo religioso que se dice llamar “la iglesia del Señor”, si hay un ranking, tanto tienes, tanto vales y el que conoce un poquito más de biblia, es aquel al que le rinden culto, pleitesía o idolatría y creen que está en un nivel diferente, pero en la verdadera iglesia todos los miembros del cuerpo son iguales. La mano tiene que hacer la función de la mano, el ojo la del ojo y así sucesivamente con todos los miembros para la unidad y edificación del cuerpo en el cual Cristo es la cabeza.
El Señor colocó a cada miembro, según él lo ha decidido. Muchos no quieren lo que Dios ya ha establecido. Las manos quieren ser cabeza, las piernas quieren ser los oídos, los ojos quieren ser el olfato. Los hombres no quieren aceptar su rol y mucho menos las mujeres, pero esto va a ser motivo para otra predicación u otro estudio. Por ahora ya vimos que necesario que estemos en unidad como iglesia y es necesario que tengamos paciencia, que tengamos mansedumbre, qué nos soportemos unos a otros en amor y ahora nos está diciendo acá en efesios, que seamos un solo cuerpo, un solo espíritu y si alguien pregunta ¿Cómo podemos lograrlo? Yo le diría primero tiene que ser un creyente verdadero y que se haya arrepentido que no solamente busque su propio beneficio en la congregación.
Como lo podemos ver en Filipenses, capítulo 2, versículos del 1-4 que dice: Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.
Y aquí está hablando del punto clave de todo lo que hemos venido hablando, aquí es donde viene la división, donde vienen los pleitos en cualquier congregación, porque este es el gran problema del ser humano. El no querer morir al yo. Y esto lleva a que las personas quieran seguir viviendo en la iglesia de la misma forma en la que han vivido en el mundo. Es decir, las personas solo piensan en ellas mismas y quieren que en la congregación gobierne el yo, yo, yo y solamente yo.
En la iglesia no me tratan bien, no me comprenden, no me ayudan, yo, yo, yo. Mientras que la biblia, dice todo lo contrario, que nada debemos hacer por contienda o por vanagloria. La vanagloria nos hace pensar solo en nosotros mismos sin importarnos los demás y así será imposible tener unidad o pensar en el bien común. Así que, si usted dice ser un creyente antes de andar pensando en usted mismo y su vanagloria, debe de andar con humildad, estimando a los demás como superiores a usted mismo;
Porque la biblia, es contraria a lo que enseña el mundo. Cuando yo dejo de pensar en mí y empiezo a pensar en nosotros, todo cambia. Ya no hacemos las cosas por contienda ni por vanagloria, porque estimamos a los demás como superiores para poderles servir, no mirando cada uno de nosotros los que nos conviene, sino que buscamos el bien común, como dice el versículo qué acabamos de leer. Inclusive Pablo, decía que, si aún la comida le era causa de tropiezo al hermano, entonces no comería carne para no afectarlo. Eso es un verdadero amor que Cristo nos ha predicado: El bien común en toda la congregación.
Por eso, la congregación no se trata de venir una vez a la semana a sentarme a escuchar un sermón, sin importarle el resto de hermanos. El camino que el Señor ha trazado es el que podemos leer en la primera carta de Pedro, en el capítulo 3, versículos 8 y 9 que dice: Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.
La biblia dice que los creyentes somos hermanos en Cristo y amigos verdaderos con un mismo sentir y que se comportan en todo tiempo, compasivos, con amor fraternal, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición. (Cuando usted logre entender eso y ponerlo por obra, dejará de creer que la congregación solo se trata de sermones que hay que escuchar y reflexionar) Puede que algunos hermanos sean introvertidos y otros extrovertidos y no hay problema con eso, podemos ser diferentes en algunas cosas, pero si somos cristianos, el amor es el mismo y cuando hablamos de unidad, estamos hablando de lo que nos beneficia a todos y que a la vez edifica nuestro espíritu. Por eso debemos de seguir el bien común o como dice Romanos 14:19 Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.
Y esto reafirma lo que estamos viendo en el libro de Efesios que dice que debemos estar solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; pero No puede haber unidad, si no hay paz. Las guerras, las contiendas, los pleitos, y las divisiones son lo opuesto a guardar la unidad del espíritu en el vínculo de la paz y por eso Romanos dice que sigamos lo que contribuye a la mutua edificación. Si lo que yo voy a hacer o a decir, ayuda a los demás, pues eso es mutua edificación. pero si alguno de ustedes ha creado división o contienda, arrepiéntase, busque el perdón de Dios y repare el daño que ha causado, porque el problema no solo es destruir, sino reconstruir lo que ha dañado y comenzar a edificar para que no siga siendo un rebelde contra la voluntad del Señor.
Ya casi para finalizar, vamos a la primera carta de Corintios, en el capítulo 10, versículos 16 y 17 qué dice: La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan.
Una de las razones por las cuales tomamos la cena del señor es para recordar la obra redentora de Cristo nuestro salvador, y la otra es porque queremos tener comunión los unos con los otros. Si usted tiene un vecino que se está tomando una cerveza en una copa y se la ofrece para que usted se la beba ¿Usted se la tomaría? Seguramente no, porque no tiene nada en común con esa persona. Entonces la biblia está diciendo, que todos somos un cuerpo en el Señor, que todos debemos estar en un mismo espíritu.
Y por último, vamos al libro de Filipenses 1:27 dice: Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,
No sé si logran. Ver que lo mismo que dice Filipenses 1:27 es muy parecido a lo que dice Efesios 4, en los versículos del 1 al 3, que nos manda a que nos comportemos como es digno del evangelio de Cristo. Y una de las maneras en que sabemos que nos estamos comportando de una forma digna, es cuando tenemos comunión, cuando tenemos unidad, cuando tenemos un mismo Espíritu, que es Santo Y por eso dice Filipenses 1:27 qué debemos combatir unánimes por la fe del evangelio.
Esta es una guerra espiritual y nuestro enemigo es especialista en destruir las almas de las personas masivamente. Así que no se engañe, ni se haga el héroe, haciéndose creer que usted es capaz de combatir sola por la fe del evangelio. De hecho por eso esa forma egoísta de pensar es que vienen las divisiones en las congregaciones, porque no se ayudan los unos a los otros y es más cuando tienen oportunidad, hasta se lastiman o atropellan unos a otros. Así que el llamado para la iglesia es combatir unánimes. Todos en un mismo sentir. Si un miembro del cuerpo perece todos nos sentimos mal y si un cuerpo está bien, todos nos gozamos, pero como son tan orgullosos, nos cuesta confesarnos nuestras ofensas, no pedimos ayuda, cada quien quiere librar una batalla de forma independiente, pero esto no debe ser así. Somos un cuerpo, la dolencia de uno, deben de ser las dolencias de todos. Necesitamos quitarnos ese chip de vanagloria, de egoísmo del yo, yo para pensar en todos, para ser útil al cuerpo. No es necesario tener dinero o bienes materiales, para que usted pueda ser util en el cuerpo de Cristo. porque esto es algo espiritual, en donde todos estamos en las mismas condiciones, todos nos necesitamos los unos a los otros, porque todos necesitamos a Cristo nuestro Salvador.
¡Vamos a orar!
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